Cuatro.

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Cuando el agente Horan sugirió que él y Louis la acercaran a casa desde el hotel, _______ aceptó reacia. Por deseosa que estuviese de poner cierta distancia entre ella y Louis, no quería que él pensara que su actitud la afectaba.

Sentada en el asiento trasero del coche de Horan –al menos, dedujo que se trataba del coche de Horan, puesto que era él quien conducía y además le costaba imaginarse a Louis con un Lexus–apoyó la cabeza contra el cuero frío del asiento y miró por la ventanilla. Había permanecido tanto tiempo encerrada en esa habitación de hotel, que la luz del día le había resultado desagradable e irreal al salir al exterior. Era casi mediodía, lo que significaba que llevaba unas treinta horas sin dormir. Dudaba que ni siquiera Starbucks tuviera un remedio para eso.

Luchando contra el adormecedor movimiento del coche, apartó la vista de la ventanilla.

Con la cabeza apoyada en el asiento, observó al hombre que estaba sentado delante de ella, entrecerrando los ojos.

Louis Tomlinson.

Se reiría de la ironía de la situación, de no encontrarse tan malditamente cansada. Aparte de que, como norma general, parecía prudente abstenerse de soltar extrañas carcajadas, aunque fuera para reírse de sí misma, cuando una estaba sentada en un coche con dos agentes del FBI –uno de los cuales ya desconfiaba de ella con una intensidad palpable.

No es que le sorprendiera que Louis siguiese sintiéndose así. Recordaba demasiado bien su expresión cuando le había dicho que no iban a presentar cargos en el caso de Martino.

Había sido hacía tres años, un viernes a última hora de la tarde.

Antes de eso, había sido convocada para una reunión con su jefe, Silas Briggs, el fiscal del distrito norte de Illinois. Este, le había dicho que quería hablar sobre el caso Martino y ella había dado por supuesto que iban a discutir los cargos que pensaba presentar contra varios de los miembros de la organización de Martino. Lo que Silas le dijo, en cambio, la dejó anonadada.

–He decidido no presentar cargos –declaró. Se lo había soltado en cuanto ella había tomado asiento, como si pretendiera acabar la conversación cuando antes.

– ¿Contra los hombres de Martino o contra el propio Martino? –preguntó _______, asumiendo inicialmente que Silas había llegado a un acuerdo para que alguien testificara, a cambio de inmunidad.

–Contra nadie –dijo Silas con total naturalidad.

_______ se recostó en su silla, concediéndose un instante para procesarlo.

– ¿No quieres presentar cargos?

–Veo que te sorprende.

Eso era el eufemismo del año.

–El FBI ha estado trabajando en este caso dos años. Con toda la información que el agente Tomlinson obtuvo mientras estaba infiltrado, tenemos pruebas suficientes para encarcelar a Martino durante el resto de su vida. ¿Por qué no lo procesamos?

–Eres joven y entusiasta, _______, y me gustas por eso. Es uno de los motivos por los que te saqué de Hatcher and Thorn –dijo Silas, refiriéndose a la firma legal para la que ella había trabajado, antes de incorporarse a la oficina del fiscal.

_______ alzó una mano. Cierto, era nueva en el trabajo y definitivamente entusiasta. Pero tenía cuatro años de experiencia en juicios como abogada civil, antes de entrar en la fiscalía. De todas formas, si Silas pensaba que no estaba preparada, no iba a permitir que su orgullo se interpusiera.

–Vamos, Silas, si esto es porque crees que no tengo bastante experiencia para encargarme del caso, dáselo a alguien que la tenga.

–Sí, estaré un poco irascible, probablemente vague melancólicamente por la oficina un día o dos, pero lo superaré. Mierda, incluso ayudaré a quien quiera que le reasignes el caso y...

Something About You - Algo sobre ti - (Louis y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora