Ocho.

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– ¿No sientes un poco de curiosidad por saber qué demonios está haciendo el FBI?

Pese al hecho de que la luz era tenue –habían escogido deliberadamente una mesa en el rincón más oscuro del bar–Grant Lombard advirtió que Alex Driscoll, el jefe de personal del Senador Hodges, era un hombre nervioso. Tanto por el tono de su voz como por las miradas que lanzaba hacia el bar, Grant supo que se encontraba ante un hombre que estaba luchando por mantener su mierda controlada.

–Claro que siento curiosidad –le dijo Grant–. Pero presionar al FBI no va a proporcionarnos ninguna respuesta. Y haría que Hodges aterrizara en la cárcel.

Driscoll se inclinó bajando la voz hasta convertirla en un siseo.

–No me gusta –ocultan algo. Me gustaría saber por qué no lo han arrestado.

– ¿Qué dicen los abogados? Teniendo en cuenta lo que les pagáis, deberían tener algo de decir.

–Los picapleitos nos han dicho que colaboremos.

–Entonces, quizá sea lo que debáis hacer –Grant tomó un sorbo de su cerveza –normalmente no era su bebida favorita pero algo más fuerte podría afectar a su percepción y a su habilidad para interpretar a Driscoll.

–Pensaba que, como guardia de seguridad personal del Senador, mostrarías un poco de interés por esto –le espetó Driscoll. Cogió una de las servilletas de cocktail que la camarera había traído con las bebidas y se secó la frente con ella.

El gesto no le pasó desapercibido a Grant. Sinceramente, le sorprendía que Driscoll no hubiera sufrido algún tipo de ataque o desmoronamiento cuando los había interrogado el FBI.

–Lo único que digo es que tenemos que ser muy cautelosos respecto a la forma de manejar esto. ¿Te ha pedido Hodges que vinieses a hablar conmigo? –preguntó Grant pese a que ya conocía la respuesta. Hodges no hacía nada que él no supiera.

–Claro que no. Está tan agradecido de que no lo hayan arrestado que ahora mismo no va a mear sin aclararlo antes con Louis Tomlinson –Driscoll tomó un largo trago de su whisky con hielo y pareció calmarse un poco.

O eso, o estaba demostrando ser mejor actor de lo que Grant pensaba.

–Mira, Grant, llevamos bastante tiempo trabajando juntos. Así que llevas aquí lo suficiente como para saber que un escándalo como este no puede ser contenido eternamente. Antes o después, alguien le filtrará algo a la prensa. Como principal asesor del Senador, tengo que eliminar las filtraciones. Tratar de anticiparme a ellas.

Grant simuló vacilar. Y como había esperado, Driscoll tomó otro trago.

–Por el amor de Dios, Grant. No eres un jodido boy scout. Has estado tapando la aventura de Hodges con esa puta alrededor de un año.

Grant miró a Driscoll a los ojos.

– ¿Qué es lo que quieres que haga?

–Descubre qué sabe el FBI.

–Si tus veinticincos abogados no son capaces de hacerlo, ¿qué te hace pensar que yo sí?

–Tú tienes otros métodos –dijo Driscoll–. Siempre te las has arreglado en el pasado.

–Mis métodos requieren incentivos.

–Cuenta con los incentivos que necesites –siempre y cuando consiga mis respuestas. Quiero saber qué está ocultando el FBI y quiero saberlo deprisa –Driscoll se puso en pie y sacó la cartera. Arrojó unos cuantos billetes sobre la mesa–. Y recuerda, infórmame directamente.

Something About You - Algo sobre ti - (Louis y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora