La mansión quedó agradablemente más fría, era muy tarde y el silencio se apoderó de la gran casa. Alarine nos dejó quedarnos en las habitaciones del pasillo que hay ascendiendo por las escaleras de la izquierda. Yo cogí la ultima hacia el fondo, las demás son iguales a este. De decoración elegante, Una cama en medio de la habitación, donde yo estaba recostada con las piernas encogidas, ni siquiera me molesté en cubrirme con las sabanas, un baño al lado derecho. La ventana ovalada que había en el cabecero de la cama dejaba pasar una luz tenue oscura, probablemente de alguna farola en el piso de abajo. La habitación disponía de un armario de madera vacio, Alarine nos había prometido llevarnos mañana a por ropa, algo que sin duda me alegraba ya que no tendría que llevar esa horrible ropa de hombre y además ya manchada. Escuché unos pasos frente a mi puerta, tras unos leves toques hice un pequeño gemido para que pasara. Era Alarine.
-¿No puedes dormir?- susurraba sentándose en elborde dela ancha cama, lucia un vestido de noche, de sedas rosas que hacían que pareciese un ángel envuelto en algodón, su pelo largo y marrón estaba increíblemente peinado.
-Cuando todos duermen, el silencio me hace recordarla- respondí con la mirada perdida en mis recuerdos.
-Recuerdo a tu madre, era una mujer brillante, llena de alegría y ambiciosa- le devolví una mirada confusa, sacudí la cabeza con incredulidad;
-Esa no es mi madre, quizás la persona que yo conocí fuera una sombra de su pasado. Vivía asustada, no vivía.- respondí con la voz cansada, no quería palabras llenas de halagos hacia ella, la conocía. No necesito que nadie me diga como era.
-Alarine, ¿por qué tardé tanto en descubrir mi Heracles?- indagué cambiando de tema, ella se dedicó a sonreírme y a exhalar. -Porque eres humana,- sacudí la cabeza, ¿humana? Creo que entre todos me están tomando el pelo -tu poder procede de Kerisal, por eso la necesitas. Al igual que ella a ti.- continuó creyendo ser más explicativa, ¿por qué parecía que todo lo que dice no tiene ningún sentido.?
-Quieres decir que si Keri no está, ¿no tendré poder alguno?
-no...- contestó riéndose, claro, eso tenia sentido -vuestro vínculo va más lejos que la distancia a la que os encontráis.
-pero si muere...- intenté terminar la frase pero sentí que no pude, un sentimiento cruzó mis ojos y me dio un escalofrío que me hizo arroparme con la sábana blanca.
-si Keri muere, créeme que quedarte sin Heracles será el menor de tus preocupaciones.- Tras este momento comprendí o que quería decir, Alarine se incorporó colocándose el alegre vestido. -antes de irte,- interrumpí antes de que se marchara -¿Conocías a mi padre?
. -¿Tu padre? Sí, creo que le vi un par de veces.- contestó con la mirada confusa, parecía como si no quisiera hablar de él, me miró apáticamente como si esperase a que continuase.-Antes de morir, mi madre me dijo que buscara a alguien, creo que se refería a él, pero no sé dónde está, ni quién es.- la elegante mujer soltó un leve suspiro que creyó que no había oído y se acercó a una de las mesitas junto a la cama, tras abrir el cajón y coger un papel y una pluma corta y estropeada, veo como escribe algo
-Hace unos cinco años que no sé nada de él, la última vez que lo vi vivía aquí- menciona la mujer dándome el trozo de papel, en él había escrito una dirección en la ciudad más grande de Edantium, Dionesis. . –pero no creo que tu madre se refiriera a él.
-¿por qué lo dices?
-Créeme, es mejor que no crucéis los caminos.- Alarine se marchó tras despedirse, las luces de noche que la acompañaban se marcharon con ella y me quedé de nuevo a oscuras. Las pocas gotitas de luz de esta habitación iban desapareciendo. En la parte superior del papel pude leer; ''es mejor que no vayas a su encuentro'' tras esto estaba un nombre: Narazly. Repasé cada letra memorizando el nombre de mi padre, exhalé dejando el papel en la mesita. Me arropé entre las sabanas blancas y muy suaves. Pronto todo se aclararía pensé, mantuve en mi mente imágenes de mi madre, nunca me había hablado de mi padre. El ruido de unas risas coquetas acompañadas de unos gemidos me hicieron sonrojarme, en mi mente comencé a cantar intentando evitar escuchar lo que estaba pasando en la habitación de al lado, Kerisal no era muy sutil y no parecía importarles a Dara y a ella que hubieran más personas a su alrededor, me quedé dormida con el ruido de los golpes y gemidos de la habitación de al lado.
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Hijas de los Dioses
FantasyPrimer libro de la saga Edantium. En esta historia seguiras la vida de dos chicas quienes tendrán que luchar para sobrevivir y descubrir quienes son y el por que ambas tienen una conexión que las hace tan poderosas. Una historia de amor, supervivenc...