capitulo 29 Leyxa

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La mitad del campamento no había aguantado la noche, las lluvias y las abundantes riadas habían arrasado las improvisadas tiendas ya que habíamos talado gran cantidad de arboles. La mañana no parecía cambiar mucho, continuaba chispeando mientras levantábamos nuevas tiendas con palos, esta vez los levantaríamos sobre pilas de madera para elevarlas por encima de la tierra. Kerisal se acercó para ofrecernos algo de comer, eran trozos de huevos rotos que compartíamos entre otras tres personas. No me importaba en exceso, había vivido casi toda mi vida con racionamiento de comida. Los dragones crecían con mucha velocidad dado a todo lo que comían, cazaban pequeños insectos y animalillos de los alrededores. Keiran le sacaba casi una cabeza a Theralis, eran del tamaño de nuestro antebrazo, sus alas habían crecido llegando casi a ser más grandes que sus delgados cuerpos. Al talar los árboles y ofrecer mucho más espacio a la ciudad de Nazali, descubrimos a varios animales medianos, unos reptiles con las fauces enormes y tres filas de dientes serrados, a pesar de parecer tan tenebrosos, no los hemos visto cazar a ninguno de nosotros, cazan los pocos peces que llegan desde el rio. Dejé mi tarea tras terminar de colocar los palos que Zaradi terminaba de unir con cuerdas, caminé por el muelle podrido hasta el hospital que parecía mucho más grande sin tanta maleza a su alrededor. -Van a dar un baile en honor a los supervivientes- dijo Keri acompañándome, -lo sé- contesté quedadamente, no estaba de humor para festejos, apenas habían pasado unos días desde que llegamos, cabía la posibilidad de que Jocu estuviera vivo, pero de ser así seguiría perdido. Ivy estaba junto a Dara, remendando unos vestidos, me sorprendía lo habilidosa que era a pesar de que tuvo que aprender a usar su mano derecha. -¿Cómo estás?- pregunté a Dara quien se quejaba de no poder levantarse con la enfermera, -bien, ¿Cuándo es el baile?

-¿baile? ¿lo dices en serio?- preguntó Keri sonriendo sarcásticamente, muchos habían tenido tiempo para hacer el equipaje, entre ellos estaban Dara e Ivy, -Leyxa, está terminado- se incorporó Ivy, me colocó un vestido negro para comprobar el largo -ya te sirve- agradecí sosteniéndolo en mis manos, era mi vestido para la fiesta. Dara se intentó incorporar, pero Keri en seguida frustró su intento, Habían conseguido salvar su pierna, pero desgraciadamente había perdido sensibilidad y movilidad.

-Estoy ocupando una cama que podrían usar para otra persona- gruñó malhumorada, un hombre se acercó a nosotras con la habitual bata negra característica de los médicos. El hombre tenía la cara delgada y parecía más joven de lo que era, se sacudió la melena negra de una forma que me resultó familiar. -Leyxa- señaló Ivy acercándome al hombre, -Él es Erestor, uno de los voluntarios- saludé haciendo un pequeño gesto con la mirada en señal de agradecimiento. -En realidad, iba a decirle a vuestra amiga que ya puede levantarse- sonrió gratamente y Dara no tardó un instante en levantarse, pero sus piernas temblaron un poco, Keri dejó que se apoyase en su brazo. En todo el hospital se unían fuerzas para hacer de este tétrico lugar un baile, gracias a los dioses, a pesar del racionamiento de comida, habíamos incautado varias botellas de alcohol y vino de los Eidanos por lo que sería una gran fiesta para todos. Nos dirigimos hacia el campamento, al otro lado del pantano. Parecía que había dejado de llover y el sol se colaba entre las nubes, nuestra cabaña estaba a palmos del suelo sobre unas maderas, aun no estaba terminada pero era lo suficientemente grande para que cupiésemos las cuatro acurrucadas. Kerisal ayudó a Dara a sentarse en el suelo con las piernas colgando en la entrada, Ivy y yo continuamos tirando de las mantas para cubrir los huecos del improvisado techo. Keri y Dara ya se estaban vistiendo, yo me quedé a un lado de la entrada mirando el riachuelo que pasaba por debajo, por un instante dudé en ir al festejo, pero en cierto modo era en nuestro honor, una forma de homenajear a los caídos. Kerisal lucía un precioso vestido, no podía dejar de mirarla, definitivamente el blanco era su color. Era refinado, resaltando sus curvas, tenía una manga más larga que la otra era parecida al vestido que llevó en Soluril, aunque mucho más retocado, tenia surcos dorados. Se había recogido el pelo, Dara llevaba un cómodo vestido azul que resaltaba aun más su cabello, era algo holgado para tapar el aparato de metal que mantenía alrededor de su pierna. Ellas se adelantaron dejándonos a Ivy y a mi solas, el silencio de ella era desgarrador, en su mirada podías leer sus pensamientos, culpa, debilidad... me ayudó a atarme las cintas que envolvían la espalda de mi vestido, me apretó con tal fuerza que no podía respirar, pero luego aflojaba con cada tirón. Mi vestido era liso, el vestido negro parecía brillar, con una sola tira en el hombro derecho, sentí un escalofrió con la corriente de aire húmedo que entró de pronto. Escuchamos mucho alboroto por los alrededores, la gente parecía entusiasmada. Ivy sacó una bota y sirvió en dos vasos agrietados, la bebida era dorada, no me gustaba el sabor del alcohol, pero tras beberse el suyo, se volvía a servir ofreciéndome uno de ellos, hizo un gesto graciosos al saborear lo que se había bebido, me sonrió quedadamente elevando la copa, choqué con la suya y bebí un sorbo amargo que me provocó y tuve que alejar el vaso. Salimos cogiéndonos el bajo del vestido para no mancharnos con el fango hasta que llegamos al muelle, todos vestían de gala, no parecía que acabásemos de salir de una batalla. Varios niños jugaban con los perros alrededor del campamento, muchos no fueron al hospital. Las puertas estaban abiertas, dejé que Ivy entrase antes que yo, dejé que los últimos rayos de sol me embriagasen antes de entrar. Entrar la multitud avisté a Dara, me fijé bien y vi que Keri ya estaba con dos copas en la mano acercándose a nosotras. Solo había ruido de las conversaciones, pero varios músicos esperaban a un lado de la pared que atravesaba la gran cúpula. Alarine se acercó al mostrador frente a la extensa pared, había recuperado su habitual porte elegante, su vestido verde hacia resaltar sus grandes ojos almendrados. Una mujer, junto a los músicos comenzaba a recitar una melancólica canción usando el precioso idioma de Edanti, no entendía lo que decía, pero su voz retumbaba por todo el edificio, la acompañaron suaves tonos de flauta que hicieron que se me pusiera el vello de punta. Alarine elevaba la mirada en señal de respeto a los caídos, todos mantuvimos el silencio hasta que el cantico de la esbelta mujer cesaba.

-Que el dios del cielo acoja los espíritus de los guerreros que te ofrece la diosa tierra- todos levantamos las copas, -Este baile, no solo es un homenaje a los caídos- continuó captando la atención de toda la sala -Es una forma de agradecer a aquellos que no se dieron por vencidos, Leyxa...Kerisal- nos señaló con la mirada, Keri tiró de mi para acercarnos a ella, -En lugar de marcharse y dejarnos a nuestra suerte, estas grandes almas fueron en busca de ayuda.- al ver como todos levantaron las copas me sonrojé, Keri me agarró la mano como diciendo sin palabras que estaba a mi lado, y no solo literalmente. Sam-Lim se acercó a nosotras, Rydenzy también caminaba a su lado, llevaban dos cajas pequeñas de madera. -Habéis culminado vuestro entrenamiento, como jamás habíamos imaginado- dijo el anciano acercándonos las cajas, al abrirla descubrimos unos medallones de plata, en medio del circulo estaban dos dragones entrelazados, con sus alas extendidas, Alarine nos la colocó alrededor del cuello, Keri rozaba con suavidad el colgante mientras que yo solo sonreía, -Habla tu, seguro que se te dan mejor los discursos- me dijo Keri apartándose unos pasos de mi, todas las miradas se dirigían a mí, el silencio solo era roto por el sonido de las copas de cristal y el ruido de algunos niños jugando fuera.

-Nunca he hecho nada que mereciera la pena en mi vida, siempre he vivido en la sombra- eché una mirada a Ivy y Dara mientras hablaba, -Al igual que todos aquí, he perdido a muchos por el camino...- tartamudeé, tuve que respirar profundamente para poder continuar -Pero nunca he estado sola, del mismo modo que nadie aquí podrá estarlo- levanté la copa invitando a todos a hacer lo mismo -Yo quiero agradecer la ayuda de Nazali- elevé la voz tanto como pude -Si lucháis por nosotros- Keri sostuvo mi mano en alto haciendo exaltar una gran ovación -Nosotras lucharemos por vosotros.

-Ahora brindar bien esas copas, ¡por un futuro incierto!- gritó Keri exaltando su emoción, todos brindaron y aplaudieron. Alarine nos devolvió una mirada llena de agradecimiento, en sus ojos se podía ver como deseaba nuestro perdón, el mío no le resultó muy difícil, pero para que Kerisal la perdonase no sabía cuánto tendría que pasar. Erestor se acercó a mí ofreciéndome su mano para bailar, Kerisal hizo el mismo gesto con Dara, que se movió torpemente hasta que ella la acogió entre sus brazos, la música tronaba al sonido de tambores, violines y flautas. Parecía que todos bailaban coordinados, aplausos por encima de las cabezas al unisonó, saltos y giros, me dejaba llevar por Erestor esperando que supiera lo que hacía, me daba vueltas y sonreía cuando se equivocaba de paso, en sus cálidas manos sentí de pronto un escalofrió, me recordó a Jocu y tuve que detenerme -¿todo bien? Sé que bailo un poco mal, pero...

-No es eso, lo siento has sido muy amable- me disculpe alejándome del centro hacia Ivy, la multitud continuaba festejando el baile, no podía evitar sonreír al ver a tanta gente bailar como si fuera el principio de algo emocionante. Ivy tenía la mirada perdida, la música cambiaba de nuevo, Ivy caminó hacia la orquesta, me quedé un instante dudando, envuelta en toques de tambor que invitaban a saltar y bailar, la voz de Ivy me sorprendió la que más, sabía que su aguda voz era para el canto. Su voz se mezclaba con los toques de tambor y el sonido de las flautas de pan, las parejas de la pista se contoneaban y la danza de los vestidos dando vueltas era algo precioso.

Kerisal me cogió del brazo tirándome hacia el centro, rodeadas de bailarines improvisados, me daba vueltas y me sacudió entre risas, no podía dejar de sonreír. Estiré los brazos para poder reposarlos en sus hombros, Keri se balanceaba siguiendo los toques de los tambores y las flautas, bailaba mejor que yo, pensaba intentando seguirla. -Necesitamos un plan, no podremos crear una ciudad aquí- ella me devolvió una mirada asqueada, era como si el aguafiestas le estuviera hablando, muchas gracias. -Necesitamos dinero, necesitamos avanzar- como si nos leyésemos la mente; -El torneo de los dioses- dijimos al unisonó, sonreí incitándola a hacer lo mismo. Me agarró de la cintura volteándome de nuevo, dejé que la música y el canto de Ivy me embriagasen. Teníamos mucho que arreglar, mucho camino por delante, pero ahora, ahora solo estábamos nosotras, era lo único que importaba.

Fin

Hijas de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora