capitulo 27 Leyxa

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Me revolvía entre las sabanas, incapaz de dormir con la cantidad de luz que entraba por la ventana entre abierta, decidí levantarme de nuevo y mientras hacía debidamente la cama, Theralis gruñía y chascaba sus diminutos dientes, a un lado de ella estaban los huesos que quedaban de la carne que le había dado. Salí de la habitación envuelta en el ajetreo y el ruido de la mansión, Jocu me detuvo en las escaleras mirándome con gesto amistoso. -Menudo espectáculo- halagaba acompañándome hacia el jardín, me limité a sonreír gratamente.

-¿has visto a Keri?- noté que mi pregunta le había incomodado y recordé lo que había pasado a noche. -La vi entrar con un chico en su habitación, estará ocupada- contestó con cierto tono irónico. -Leyxa...- dijo parándose junto a una de las columnas que rodeaban la mansión. Me quedé mirándolo confusa. -Quiero que sepas que me preocupo por ti, sé que todo en confuso y esperaba que tras todo esto...- tartamudeaba como un niño -Esperaba... que si todo esto salía bien yo...- Me puse de puntillas y me impulsé para rozar sus labios, sin dejar que me terminase de apartar de él, me sostuvo la nuca acercándome más, sentí sus fríos labios al igual que el dulce picor de su barba recortada. -Lo siento...- murmuré a centímetros de él, alcé la mirada para comprobar que no se arrepintiese de aquello, en lugar de eso me volvió a besar. Ese impulso repentino hizo que se me acelerase el pulso, no era para nada el mejor momento, pero quien sabía si podríamos esperar. Me sonrió con un brillo en sus ojos que hizo que me sonrojara -Te prometo que en cuanto todo se calme, podremos tener nuestro momento- me susurró acariciándome la barbilla, de pronto sentía como si el mundo desaparecía a nuestro alrededor. Me empujó contra la pared y parecía que me arrebataba toda inseguridad, acariciándome salvajemente hasta que tuve que detenerme e intentar contener mi respiración alterada. Agarré su mano y tiré de él hacia el interior de la mansión, corrimos hacia mi habitación y me empujó contra la puerta robándome otro beso, me quedé apoyada en la puerta cerrada, mirando a Jocu a palmos de distancia. Me temblaban las rodillas de los nervios, me sostuvo entre sus enormes brazos tan helados que me dio un ligero escalofrió. Era la primera vez en mi vida que estaba en esta situación, pero me dejé llevar, caímos sobre las sabanas de la cama y continuó con sus heladas caricias.

Me quedé abrazada a él, apoyando mi cabeza en su pecho, cubriéndome con la sabana para combatir su frio. Varios golpes en la puerta nos devolvieron a la realidad -¡Leyxa! Nos vamos a reunir en el comedor- escuchamos la voz de Ivy y me sonroje incorporándome rápidamente, Jocu sonreía con dulzura acercándome los pantalones de cuero y las botas. Me coloqué también la pechera de plata a juego con los brazaletes.

-Leyxa- me sorprendió Jocu rodeándome con sus brazos -Esto significa mucho para mí, quiero que los sepas- me susurró al oído, en su tono avisté algo de inseguridad, ¿tal vez por el beso de Keri? -También significas mucho para mí- contesté sonriente, los golpes volvieron a sonar aligerándonos. Abrí la puerta lo suficiente para poder pasar, Ivy me miraba confusa, dejó salir una sonrisa que hizo que me sonrojase aun más. Sabia con quien había estado, me cogió del brazo caminando hacia las escaleras, el silencio no era muy habitual en Ivy.

-¿vas a decirme que tenga cuidado con tu hermano?- inquirí sonriendo, ella echó una melodiosa carcajada -Es él quien debería tener cuidado contigo- contestó gratamente, me enorgulleció que se sintiera bien por ello, pero sabía que no era el mejor momento para esto...

Parecía que todo se había calmado, continuaba el ruido por toda la mansión y los alrededores mientras yo me encontraba en el gran comedor, con un mapa de la zona intentando buscar algún plan que nos permita salir de esta. Ivy te frotaba la frente con frustración mientras que Dara jugaba pasándose la daga por sus dedos habilidosamente. Alarine paseaba de un lado al otro, sabía que no podía confiar en ella, pero la situación la obligaba a estar de nuestro lado.

Hijas de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora