Los días me fueron bien, cuando salía a veces veíamos a Blanca de lejos.
Aunque el fin de semana pasó algo aburrido ya llegó el martes e hice lo habitual: me planché el pelo, me maquillé, me vestí y luego salí.
Al llegar vi que Blanca ya estaba allí, cada paso que daba mi sonrisa se agrandaba un poco más. La saludé con dos besos que ella me dio casi en los labios:
-Oye, antes de nada mejor irnos a otro lugar, por si acaso vemos a alguien del centro y malinterprete todo o te meta en un lío. -Dije captando su atención, si es que no lo había captado ya.
-No te preocupes, ninguno de los docentes se encuentran por aquí. Lo tengo todo bajo control. -Me guiñó un ojo. -Así que... ¿Hacia dónde quieres ir?
-Me da igual, sino vamos hablando y andando haber hacia dónde llegamos.-Dije sin mirarle algo tímida.
¿Fui yo o le vi una ligera sonrisa pícara? Omití aquello y comenzamos a andar y a hablar de nosotras, de vez en cuando ella me hacia reír y viceversa.
Llegamos a una calle que desconocía, apenas había nadie, una rata y poco más, por lo que aquello me daba escalofríos y me sentía algo incómoda:
-Demos la vuelta por favor, esta calle no me agrada.-Dije.
A pesar de recibir una mirada suya no me hizo caso y siguió hacia adelante, por lo que continué a su lado unos segundos más:
-Blanca, quiero retroceder, esto no me gusta, en serio.
Se giró y dijo:
-Vale, como tú quieras.-Regresó a mi lado mientras anduviamos. -Lo siento si estabas incómoda.
-Descuida, al menos ya estamos saliendo de ahí. -Lo sonreí brevemente.
Tras un rato más andando llegamos a una casa bastante decorada de navidad:
-Vaya, mira esta casa, es alucinante.-Dije asombrada.
-Gracias.-Dijo.
-¿Es tuya?-Pregunté.
-Sí, me costó unos días decorarla, entra, si quieres claro. -Dijo abriendo la puerta.
<¿En serio vas a entrar? Puede pasar cualquier cosa, ten cuidado Lara>, pensé a mí misma.
Una vez dentro me impresioné aun más por la decoración del interior:
-Es precioso. -Dije. -Has tenido que estar bastante tiempo decorando todo.
-Me alegro de que te guste. Realmente no es tanto como crees. -Dijo dejando la chaqueta en el perchero.-Siéntate y ponte cómoda, como si fuese tu casa.-Añadió entrando en la cocina.
Mientras andaba veía su silueta, aquello hizo que no quitase la mirada de ella hasta que me di cuenta de que se estaba percatando.
Miré mi móvil y no tenía ninguna notificación pero aun así lo desbloqueé y entré en redes sociales.
Al levantarme la vista vi que Blanca estaba a mi lado, bueno casi, más bien regresaba hacia mí:
-¿Quieres hacer algo de beber en especial? ¿Algún antojo?-Me preguntó.
Pensé <¿Y si le doy un beso? ¿Le molestará? ¿Que hago?>
Me seguía mirando esperando una respuesta, suspiré y le devolví la mirada, entonces se me vino una idea:
-No, gracias, pero ¿y si jugamos a la gallinita ciega? Sé que es algo infantil pero no sé.
-Claro. No está mal recordar viejas costumbres. -Dijo. -Y me la quedo yo.
-Genial. -Dije algo aliviada.
Se puso la venda en los ojos y me aseguré de que no veía nada, luego me separé de ella y sin hacer ruido me movía por la casa, a veces le daba pistas para que se orientase un poco, otras le vacilaba tocándole el brazo y esquivándole, hasta que me agarró y me la tuve que quedar yo.
Me cuestionaba si era algo normal salir con tu profesora, llegar hasta su casa y perder el tiempo de aquella manera.
A quién quería engañar. Estaba ejerciendo de payasa.
Justo hacía lo mismo pero yo estaba nerviosa, a saber qué podía hacerme o cómo podría interpretar la situación.
Le intentaba agarrar pero no había forma, por muchas pistas que me diese estaba siendo bastante torpe.
Fue entonces que sentí cómo me agarraba por la cintura, me apoyaba en la pared justo como hizo en la cabaña y nos quedábamos a muy corta distancia.
Al girarme y quedar cara a cara con ella sentía su aliento mientras acariciaba mi cintura con delicadeza.
¿Besar o no besar? Esa es la cuestión.
Cuestión que ella finalizó besando mis labios con total decisión, y al igual que estaba decidida yo también tomé seguridad en el asunto consciente de todo lo que estaba ocurriendo o lo que podría ocurrir.
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No Todas Son Profesoras.
Romance¡Hola! Soy Lara, estudiante de 2° de Bachillerato sin planes para un futuro. Os vengo a contar mi revoltosa y poco común historia. Quien se lo quiera creer genial, en caso opuesto ya te digo que deberías creerme. Dicho esto, mi historia comienza así...