Capítulo 31

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Narra Lara
A la mañana siguiente me levanté y desayuné, miré mi móvil y me resultó extraño no ver ningún mensaje de Blanca, al parecer no era como pensaba.
Decidí darle un baño a Rocky, estaba algo sucio y no era agradable. Mientras lo enjabonaba pensaba sobre Blanca, ambas estábamos jodidas pero ella más que yo, iba a dejarle que me lo explicase todo sinceramente, como ya dijo ella: ya no había nada que ocultar, y como me dijo Natalia, tengo que dejarle hablar.

Rocky interrumpió mis pensamientos sacudiéndose y mojándome prácticamente toda la camiseta, le eché una mirada fulminante y lo sequé con la toalla dejándolo algo mojado, de todos modos hacía calor.[...]
A la mañana siguiente me vestí, cogí el skate y a Rocky y nos fuimos.
Rocky iba suelto ya que me seguía; tras un rato montada en el skate fui al parque ya que casi siempre estaba allí, me senté en un banco y Rocky se sentó obviamente en el suelo, lo acariciaba y miraba todo el lugar, estaba casi desierto, ni se veía apenas las personas que iban habitualmente, al parecer era uno de esos días en que la gente estaba en otros lugares en familia o simplemente en su casa.
De repente una rubia pasaba por delante de mí:

-Blanca. -Dije mirándole.

Efectivamente era ella, se paró poco a poco y dije de nuevo:

-Explícame.-Mi voz sonaba suave y débil, sí, débil.

Giró y sonreí inconscientemente, sin decir nada se sentó a mi lado, no dejaba de mirarle, no quería dejar de hacerlo:

-Yo... Eh... No sé como empezar.-Dijo.

Coño, su voz tembló.

-Entonces dime cuando te dio por robar, el motivo. -Dije cruzando la pierna.

-Fue en época de estudio, cuando tenía más o menos tu edad, supe que iba a hacer un exámen que no había estudiado, entonces recurrí al profesor, aquel exámen me podía repercutir y como que no era plan. Tras muchos intentos cedió... Con robo.-Notaba que estaba nerviosa.-Dio la casualidad de que él era el jefe de una empresa de robo, ahí entré yo. Tras mi éxito, Marcos, así se llama, me propuso robar a cambio de aprobarme tal asignatura que me pudo haber jodido todo Bachiller. Aquello me gustaba pero sabía que no estaba bien hacerlo, así que a los dos años me metí en la universidad para ser profesora olvidando todo.

-Me lo debiste haber dicho.-Me cortó.

-No quería que tu rendimiento bajase. Tampoco podía decirlo.

-¿Y ahora qué?¿Sigues robando?¿Sigues teniendo deudas?-Le pregunté algo borde.

-Ya no... Ya no tengo que hacer nada de eso, ni nunca.-Aquello no me convenció.

-Mirame fijamente a los ojos.-Le dije, así obedeciendo.-¿Me prometes no meterte en nada de eso nunca más?

-No te lo voy a prometer...-Le miré extrañada.-Yo te lo juro.

Estaba hablando totalmente en serio, me impresionó, creí que no iba a dejar de robar... Esta era la Blanca que me gustaba.
Tras unos minutos mirándonos le abracé:

-No quería ser borde contigo, no es habitual que me enfade, perdóname.-Le dije.

-No, la que debe disculparse soy yo. Reconozco que debí decirte aquello, soy gilipollas.-Dijo.

Me separé, agarré su mandíbula para fijar su mirada en mí y tras una risa dije:

-Somos gilipollas.-Río y me besó lentamente.

No Todas Son Profesoras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora