Capítulo 14

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-¿Carta? No he escrito ninguna. ¿Por qué lo preguntas?

-Lee esto.-Le di la carta.

Se paró en seco y le miré extraño, entonces dijo:

-Esta persona sabe lo que nos pasa.-Me miró a los ojos. -Y esta letra...-Pensó.-¿Mª José? No creo, ella no ha podido saberlo, aun así yo lo sospecho.-Dijo.

-¿Quien y por qué le iba a contar tal cosa a Mª José? La única que lo sabe es Natalia, pero no creo que ella le cuente nada a Mª José.-Dije.

-Tú preguntale a Natalia y ya salimos de dudas.-Dijo dándome la carta y andando.-¿Y has reflexionado frente a lo que pone en la carta?-Me preguntó.

-Eeeeeeeeem no.-Respondí tímida.

-Deberias hacerlo, sino, ¿por qué te ha llegado?

-Cierto. -Dije sentándome en un banco.

Miré el suelo y ella estaba con su móvil, estaba nerviosa y seguro que roja, cuando estaba con ella sentía algo diferente por dentro, dejó el móvil y noté como me observaba, creo que estaba embobada conmigo. Le miré y le sonreí, me acerqué a su rostro y le di un beso.............................EN LA MEJILLA.
Sí, ella se quedó extrañada, pues creía que le iba a besar en los labios y pensó mal. Volví a sonreír y me levanté, se levantó y pregunté:

-¿A dónde quieres ir?.

-Está nevando, podemos ir al centro, si quieres. El ambiente allí está mejor que aquí.-Respondió.

-Claro, pues vamos.-Dije.

Al llegar había niños jugando, gente haciéndose fotos y personas pasando la tarde en el bar. Nos hicimos una selfie con el gran árbol iluminado, yo oculté mi rostro en el cuello de Blanca, y aproveché para darle un beso en el cuello, al acabar la foto me miró segura y algo, algo traviesa. Luego nos sentamos en un banco y observamos todo el lugar, de repente vi a mi grupo que estaba casi pasado por nuestro lado, así que para ocultarnos rápidamente besé a Blanca varias veces hasta que se fueron:

-Lo siento, era necesario.-Me disculpé tímida.

-Muy necesario. -Dijo poniendo una mano en mi mejilla.-...¿Quieres salir conmigo?-Me preguntó.

Coño, no sabía que hacer, sí o no, no tenía respuesta, de verdad quería pero temía, recordé la carta y decidí decirle:

-S-sí.

-No tienes por qué temer, ya verás que todo irá bien.-Dijo abrazándome.

-Eeeeeee, ¿y si te quedas en mi casa?-Le pregunté levantándome.

-Mejor quédate tú en la mía.-Dijo.
Asentí y pasamos la horas en la calle, por la noche volvimos y me dejó un pijama, doblé bien la ropa y la dejé ordenada en un lado del sofá.
Cenamos Pizza que pedimos y luego nos quedamos en el sofá viendo la televisión. Un mensaje de Natalia me desconcertó de mi mundo, estaba embobada mirando a la nada:

N-¿Le gustó el beso?

L-¿Cómo lo sabes?

N-Te reconocí, suerte que los demás no miraron.

L-Bueno sí, de hecho me pidió salir y he aceptado, ahora estoy con ella en su casa y me quedo esta noche.

N-¡¿Que dices!? Qué fuerte tía. ¿En serio?

L-Que sii, por cierto... ¿Escribiste una carta y me lo mandaste?

N-No.

Le expliqué todo y bloqueé el móvil porque creí ver a Blanca mirándome de reojo.

No Todas Son Profesoras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora