Capítulo 20

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Tras estar muy deprimida los primeros días de enero volvió la época de la vuelta al cole, me acostumbré a vivir sola, bueno con Rocky, Blanca pasaba varios días conmigo para apoyarme y consolarme, el dormitorio de mi madre lo cerré y desde aquella noticia no la abrí. Investigaron el caso y buscaron el cuerpo, no daban señales de hallazgo y eso me deprimía más.
Retomé las típicas e insoportables mañanas de levantarse a las 7:15 y entrar en el instituto a las 8:00, cambié, radicalmente fui otra Lara, Natalia se preocupaba mucho por mí y no tenía contacto con Blanca cara a cara porque no quería que nos descubrieran ni que sospecharan. Me concentré en los estudios y no salía a la calle, me volví más pequeña aún, perdí mi confianza, incluso en los demás:

-Vale chicos, recordad que la semana que viene tendremos el exámen, no os lo complicaré así que espero que todos me saquéis buena nota. -Dijo Blanca y sonó el timbre.-Lara, tengo que hablar contigo. -Dijo.

Me quedé sentada, tras esperar a que todos abandonaran la clase Blanca cogió otra silla y se sentó frente a mí:

-¿Qué te ocurre? ¿Estás bien?-Me preguntó agarrando mi mano.

-Sí.-La aparté rápida.-Solo que... -Le miré a los ojos y suspiré.-No.

-Venga, dime.-Dijo suavemente.

Tras un pequeño silencio dije:

-Quedemos esta tarde mejor, ¿podrás?

-Cla-claro, dime la hora.

-A la que quieras, en mi casa. -Dije.

-De acuerdo.-Dijo.

Nos levantamos y antes de salir me dio un pequeño beso. Le sonreí para que creyera que todo iba bien y regresé con los demás.

Tarde

Me puse unas mayas negras y una camiseta de manga corta azul, me senté en el sofá y empecé a escuchar a Ed Sheeran, tenía el estúpido nudo en la garganta. Perdí a mi madre el día más importante del año, no lo quería asimilar, ni podía aún, estaba huérfana, pues mi madre no se casó con Claudio, mi único apoyo era mi grupo y Blanca.
Sonó el timbre y abrí, tras esperar varios segundo abrí la puerta, Blanca me abrazó con ganas, pasó y cerré la puerta:

-Vaya, que tranquilidad y silencio aquí.-Dijo.

Yo asentí y me senté en el sofá cómodamente:

-Tu casa es mi casa. -Le dije tímida.

-¿Qué es lo que te ocurre? Esta no eres tú, no es la chica de la cual estoy enamorada, has cambiado a mal, ¿por qué?-Me preguntó.

-Nada es lo mismo, mi madre me dio la vida, era mi vida, sin ella ¿qué hago? Ella me distraía, me consolaba, me regañaba y me quería, ella era todo mi yo y ahora yo no soy nadie. Si no me conozco, ¿quién lo hará? Lo veo todo gris, negativo, sin respuestas.-Dije.-Incluso me olvidé de que estamos saliendo.

-Vale, haber. La vida no es fácil ni lo será, pero el objetivo es ser fuerte. Has perdido a tu madre y eso duele, mata, pero debes afrontarlo, ella va a seguir contigo, pero aquí-Tocó mi frente. -Y aquí.-Tocó su pecho.-Llora, hazle un homenaje, demuéstrale las veces que quieras lo importante que es para ti, hazle saber que vales y que has crecido como su niña grande que eres, sé tú misma, la chica atractiva, graciosa, tímida y humilde que yo conozco, la que nunca cambiaré, la que me encanta por ser ella. -Dijo sonriéndome y colocando su dedo en mi barbilla levantando mi mirada. -Promete que vas a seguir adelante, sé que cuesta pero al final lo vas a agradecer, saca esa sonrisa que me encanta, por favor.-Añadió.-Yo a los doce años perdí a mi padre y mírame, aquí estoy, porque la vida sigue lo quieras o no.

No Todas Son Profesoras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora