Hogar o Trampa?

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19 de Diciembre 05:30 AM

Valeria: Despierta Vicho-dijo en mi oído.

Bostezo mientras abro los ojos, como ya tomamos la decisión de irnos y de que sería a esta hora no tuvimos ningún problema.

No sé qué nos deparara el destino, solo somos un pequeño grupo de chicos y chicas, es muy extraño que nada mas la gente desapareció sin más, y más aún lo es que nosotros estemos aquí, los hilos que tiene el que controle nuestras vida al parecer están muy confusos.

Todos están ya despiertos, al parecer fui el último en despertar.

Yo: Holo chicos -dije saludándolos a mi manera.

Marina: Buenos días Vicho-me dijo amigablemente.

Marcelo: Bien, ya estamos todos despiertos, vamos al centro.-dijo caminando hacia el puesto de copiloto.

El Pancho conduce hoy.

Al estar en la entrada del lugar a punto de irnos dejamos una nota con el mensaje.

ESTE LUGAR FUE OCUPADO

Para que cualquiera que pasara supiera que ya hubo alguien allí.

El bus comenzó su recorrido, voy mirando por la ventana el cielo , el cual se comienza a despejar levemente. Luego miro por la acera y un perro nos empieza a ladrar.

Cristóbal: ¡Un perro!-dijo emocionado.

Marina: Deberíamos subirlo , se lo podrían comer-dijo mirando con pena al can.

Yo: ¡Yo voy!-dije poniéndome de pie inmediatamente

Me baje a subirlo cuando escucho un crujido.

El perro comenzó a ladrar, el crujido se convirtió en un quejido, y ese quejido en varios.

Una horda completa de zombies se comenzaba a acercar por detrás del bus, quedo paralizado viendo como se acercaban lentamente hacia donde estábamos.

Pancho: Sube de una maldita vez-grito haciéndome volver a la Tierra.

Tome al perro como pude, este no opuso resistencia, entro al bus y cierran la puerta inmediatamente a la vez que encienden el motor.

Marcelo: Será mejor que esa horda no nos alcance, son muchos.-dijo mirando a la masa de zombies que rápidamente vamos dejando atrás.

Cristóbal: ¿A quién le importa eso ahora?, ¡Tenemos un perro!-dijo emocionado acariciando al perro que ya se había bajado de mis brazos.

Valeria: Perra-dijo corrigiéndolo.

Mientras avanzamos hasta el centro se logra ver como zombies se comen a varios animales callejeros.

Yo: Parece que salvamos a este pequeño amiguito de un horrible final-dije acariciando a la perrita.

Su sonrisa me logra alegrar y apaciguar los nervios que tengo constantemente tengo, se subió arriba mío, me olfateo, a pesar que a ella le salvamos la vida, era ella quien nos llenaba de una falsa ilusión de que todo esta bien.

Finalmente luego de unos minutos llegamos al centro, allí nos bajamos para recolectar cosas, dejamos a la pequeña canina en el bus por su propia seguridad.

Todos bajamos armados, hemos visto suficientes películas de zombies como para saber que un lugar público estaría repleto de ellos y ninguno de nosotros quiere terminar en el mismo destino que la pobre Osiris. Tan solo de recordar lo que me imagine cuando volvió Fernando sin ella, un escalofrío recorre mi cuerpo.

Un Camino Sin FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora