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¿Por qué siento este sentimiento? ¿por qué no me deja en paz? Llevo todo el mediodía de mal humor, desde que entro Kate, ni siquiera me gusta su nombre.
Tengo una espina incrustada en el corazón, de mi boca solamente sale veneno hacia esa Kate pero nunca las llego a pronunciar en voz alta. Se oyen risas desde dentro de la oficina, me pregunto ¿por que tanto alboroto?

La puerta se abre y sale una rubia, una rubia que tiene el nombre de Kate. Lo se porque acaba de salir den despacho de mi jefe. Es perfecta y a la vez fría como el señor Ward pero no hagamos comparaciones con la belleza natural y la belleza plástica.
Lleva un vestido ceñido a su cuerpo, en color crema que le queda de muerte y por encima una americana de mujer, blanca. Su bolso es de igual color que su vestido pero un poco mas claro. Los zapatos que lleva pegan perfectamente con su combinación de ropa, porque son unos tacones negros con tiras muy finas.
Sus ojos son amarillo ámbar, que se enciende mientras charla y reí con Sean en la puerta, no es que tengo algo encontrar de sus labios pero no me gustan y el brillo de labios que se ha puesto menos.
El señor Ward sale al poco rato, justo se pone a su lado y la rodea con sus brazos

En unos momentos sus ojos y los mios se encuentran, su mirada es fría como siempre pero lleva teñida un poco de felicidad. Sus labios se ensanchan en una gran sonrisa dirigida a mi, yo aún de mal humor me giro hacia el ordenador, dándole la espalda.
¿Que mosca te ha a picado para tener este comportamiento?- me interrogo a mi misma, y me respondo como hablase con otra persona diferente
-La mosca de los celos me ha picado, y no dejo de rascarme. Dejo de hacerme preguntas y responderme a mi misma y me doy la vuelta al escuchar un carraspeo. Me doy la vuelta con una cara que podría matar a treinta gatos a la vez. Pero se me cae el alma a los pies al encontrarme al señor Ward delante de mi.

Mi mente pensaba que era Paris que venia y que iba para burlarse de mis celos y esa mirada iba dirigida a ella y no a el. Yo, desde que estoy en esta empresa, actúo antes de pensar.

-¿Tiene algún problema?, señorita Junner. Su sonrisa sigue allí, igual de grande y también igual de perfecta.
Mi cara es se aferra al color rojo.

-No señor, pensaba que era Paris.

-¿Y por qué pensaba que era Paris?
-Porque...
Nos interrumpe una voz melódica.

-Oye Jade, ¿no me vas ha presentar a tu secretaria? Han pasado tantas que a ninguna me has presentado.

-Oh perdona Katerina, esta es Taylor Junner, la nueva secretaria.

Me extiende la mano llena de anillos dorados y esboza una risa tan falsa como su pelo rubio.

Yo de igual forma le extiendo la mano, no se de donde vino mi seriedad, pero me impresiona a mi misma la seriedad que tengo ahora mismo. En otros casos estaría muerta de vergüenza, roja como un tomate al estrechar la mano con una persona tan importante . Pero este no es el caso, ahora estoy definitivamente como una señora de 40 años bien respetada.

-Me impresiona tu seriedad muchacha.
Me dice sin más reparos.
Quisiera decirle que ella no es la persona indicada con quien pensaba mostrarme agradable. Pero me educaron demasiado bien para responder a una persona al menos cinco años mayor que yo.
Ellos dos se dedican a hablar sobre los negocios que han formado en Brasil y China.
-Taylor, ¿Puedes venir?
Me susurra Paris pegándose a la puerta de vidrio.
-Claro, ya voy.
Al llegar le pregunto.
-¿No iras a la cena así vestida,no?
Oh, joder se me había olvidado que tenia que comprarme un vestido o pedirle un rescate de ultima hora a Paris.
-¡¡¡Dios mio!!!,¿ a qué hora es la cena?, tenia entendido que la cena con sus hermanos sería antes que la inauguración.
-Y así es, pero no puedes ir con esa ropa, veras,al restaurante que vas ha cenar es muy pero que muy caprichoso y sofisticado. A los hombres no les dejan entrar al menos que tengan una americana por encima, y a las mujeres se les permite entrar si llevan un vestido adecuado.

TODA MÍA (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora