7

17.7K 957 31
                                    

Aunque haya un sol brillante en el cielo, no es suficiente para calentar toda la ciudad.
Estoy vagando por las calles de Nueva York sin saber a donde me dirijo y lo peor es que lleve un vestido medio abierto con una camiseta por encima, que queda de lo más ridículo al ser tan larga.
Ahora lo que menos me preocupa es mi aspecto. Sino encontrar un sitio que me arrope.

El frío me hace temblar, por suerte diviso un bar de lo más cuco en el fondo de la calle llena de gente.

Entro sin pensármelo dos veces y observo mi móvil que lleva vibrando desde que decidí dejar el apartamiento del señor Ward.

Soy domada por los celos, para aliviar este sentimiento intento pensar en otras cosas. Pero soy incapaz de quitar la imagen de Kate rodeando a Jade con sus labios. -Es una zorra.
La voz parlante de mi cabeza tiene toda la razón del mundo.

Veo como mi café se va enfriando y como la gente sale y entra.
Cansada de tanto movimiento, pego la cabeza al vidrio de la ventana intento arreglar las cosas en mi cabeza. En estos momentos estoy deseando no haber girada la cabeza hacia la ventana porque en mi campo de visión entra una figura familiar, es la del señor Ward, andando hacia este bar, pero ¿cómo cojones se se enterado de que estoy aquí?

Dejo los cinco dolares en la mesa y me dispongo a salir de este bar sin ser reconocida. Pero era demasiado tarde, enfrente mio estaba el señar Ward con un semblante serio.
Busco una salida con la mirada, pero este bar es tan pequeño que hasta la única puerta que queda Jade la cubre con todo su cuerpo como si fuera un tapón.
Alarga su brazo para rodear mi cadera, como una tonta cedo porque si intentara apartarlo sabia que ese esfuerzo iba a ser en vano.
Se que esta furioso e intenta tranquilizarse pero no lo consigue.
-¿Por qué cojones saliste huyendo?- Me gruñe.

-No iba a quedarme contemplando como besabas a Kate. Y además, no tengo muy claro que relación tenéis vosotros dos.

Se lleva la otra mano a la cara y luego los mete en su bosque de pelo.

-Para empezar, es Kate quien me a besado, y para terminar, no tenemos ninguna relación ella y yo aparte de ser socios.
Sin creerle ni una sola palabra, le respondo con brusquedad:
-Pues, en un futuro muy cercano espero que seáis algo más que socios, yo no me voy a quedarme a mirarlo.

Dicho esto, mi cabeza solamente piensa en volver unos segundos antes y decirle otras palabras en vez de esas.

-Eres tan tozuda, que me dan ganas de callarte con besos y hacerte entrar en razón de cualquier forma que te haga temblar de excitación y olvidar lo que ahora estés pensando.

Ante esas sorprendentes palabras me quedo sin aire. Se que tenía que decirle algo pero en mi mente solo caben las palabras que acaba de pronunciar Jade.

-Y además, llevas un vestido que deja descubierto toda tu preciosa pierna.
Desde la cadera baja la mano hasta mis muslos, y en ese momento volví al mundo de los racional y recordé que estábamos en un sitio publico.
-Quita-Le pego la mano.
-Tus celos hacia Kate, no tienen sentido. Puede que la conozca desde hace mucho tiempo pero eso no va a cambiar mis opiniones sobre ella.

Me he quedado muda, pero solo de momento, porque aun no he superado sus pervertidas palabras anteriores.

-Dejame que te lleve a mi apartamento y te recompense por una mañana tan desastrosa.

Niego con la cabeza.
-Yo no entro en ese apartamento hasta que hayas sacado a Kate.

-No te preocupes por ella, la eche al segundo que me dio el beso.

Nunca me había sentido bien cuando alguien hablaba de una persona con desprecio, pero cuando el desprecio va dirigido hacia Kate en bocas de Jade, me entra una agradable ráfaga de viento que me hace sentir territorial.
Salimos del bar, el frío se a intensificado mucho mas o me lo parecía a mi.
Jade me ofrece su americana negra suave como la seda.
La acepto con mucho gusto.
Huela a él, ese aroma que tan familiar lo siento, ese aroma que me mantuvo con los ojos abiertos cuando me lo exigía. Lo añoraba, añoraba sentir otra vez a salvo con este aroma.

-Veo que te ha gustado mi americana.
No entiendo porque tiene cara de disgusto.
-¿Eso, tiene algo de malo?- Le pregunto.
-No, simplemente me molesta que prefieras a mi chaqueta antes que a mi.
Mi risa tímida se va convirtiendo en una carcajada subida de volumen.

Su cara de disgusto, se convierte en la cara de un niño enfurruñado y su labio inferior se sale a fuera y se dobla en la típica expresión de enfado.
No pensé que mi jefe serio y rudo supiera que existía la diversión y las payasadas porque justo lo que el esta haciendo es una.

El apartamento que esta delante de mis narices es bastante grande y no sabría decir cuantos pisos tiene.
Subimos por el ascensor, yo metida en mis pensamientos no le hago caso mientras me habla.
Abre la puerta con su tarjeta llave.
Oigo un ruido que proviene de la habitación de al lado.

Al ver mi cara de espanto, me saca de dudas rápidamente.

-Es Lauren, la ama de llaves, le he pedido que te prepare el desayuno.
Al verle coger una botella de agua, le pregunto:
-¿Tu no desayunas?

Mueve la cabeza de un lado a otro. Haciendo entender una negación.

-Voy a correr, antes de que te hayas duchado ya estaré de vuelta. Todo lo que necesites, pídele a Lauren.

Asiento con la cabeza. Cuando me dispongo a ir hacia la cocina, sus brazos me están estirando hacia él.

Cuando por fin estoy a su alcance sella sus labios en los mios.
Besa de maravilla, y su lengua oh!! su lengua me vuelve loca. Mi calor inexplicadamentees más intenso, mi entre pierna exige alguna caricia o lo que sea para no volverme loca y empezar a darme placer solita.

-Seguiremos con esto cuando vuelva. Me susurra en mis oídos con voz seductora y ronca por la lujuria que se le a inyectado en la sangre.

-Luego, no estaré como estoy ahora.
Le devuelvo el susurro con la mima voz.

-Tranquila se como conseguir que estés hambrienta de mi.

TODA MÍA (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora