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—¿Quiere algo para tomar? —Pregunta Jonathan sacando un refresco de la máquina que están en su despacho.

—No gracias, quisiera que fuera al grande del asunto.

—Me gustan las personas directas —Dice tomándose un sorbo de su refresco —Bueno, empecemos. —Coge asiento a mi lado y pone encima de la mesa unas carpetas cargadas de papeles.
—Estos los planes que tenia Kyle, aquí aparecen grandes secretos de la familia Ward, también los tuyos Junner. Pero las más importante son las que demuestran que tu mataste a Kyle en defensa propia porque estabas bajo amenaza doble. También aparecen la fabricación de los explosivos y aquí es donde se complica la cosa. —Suspira —Kyle tuvo la ingeniosa idea de que los explosivos se desactivaran con tu huella dactilar. A parte de cortar el cable correcto, tus huellas dactilares serán el punto final para poder desactivar del todo.

Me siento como si el mundo se estuviese riendo de mi.
—Eso es imposible —Digo con la voz temblorosa.

—Lo bueno de esto y a la vez malo es que el centro de los explosivos no está en Londres. Está debajo de la empresa Ward, se posiciona según estos documentos bajo tierra. Si desactivas estas todas las de Londres también se desactivaran.

—¿Como lo hago? —Pregunto entrando en razón, porque la vida que está en peligro es las de mis familiares y aunque parezca mentira tampoco quiero que a Jade le pase nada, aunque me haya quitado todo lo que quería no quiero que salga mal herido y tampoco pagar con la misma moneda destruyendo toda su empresa.
—Te daremos instrucciones, y tendrás que estar por lo menos unas semanas en la empresa Ward para que nosotros podamos revisar rincón por rincón la empresa. Porque puede que haya alguna trampa y para evitar sorpresas primero tu tendrás que investigar si en la empresa hay algún tipo que trabaje para el grupo del difunto Kyle Carter.
—¿Cómo?—Pregunto sorprendida —¿Aun no habéis cogido a toda la cuadrilla?

—No, para Kyle trabajaba numerosos ex militares, ex policías que han sido acusados o desterrados de sus puestos y por supuesto ex agentes que han sido despedidos por desobediencia, robo de información o distribución de información confidencial y también acusados por asesinato. Con estas personas hay que tener especial cuidado, sino matases a Kyle su ejército aún sería mucho más grande y no solo usaría su ejército para vengarse de los Ward sino sería una gran red de criminales imparables. Y por ello accedimos a ayudarte en este caso, tu sin darte cuenta has matado al cabecilla de un grupo que causaría muchas muertes, tu nos has ayudado y las agencias de inteligencia nos sentimos responsables por lo que te pase o les pase a tus familiares.

Un alivio me recorre por dentro, siento que no estoy sola, me siento una mujer que ha hecho una gran trabajo. No me siento aquella asesina que mato a sangre fría.
—De acuerdo, accedo a desactivar los explosivos, pero solo les pido una cosa a cambio.
—Claro
—Quiero que Jade no sepa nada de esto.
—Será difícil que el señor Ward no se entere, ya que la mayoría de su equipo están formados por agentes de la C.I.A y del departamento de FBI. Pero intentaremos que no se filtre ninguna información. Pero ten en cuenta que estas trabajando en su empresa, lo más probable es que se dé cuenta antes por ti que por nosotros —Relaja sus facciones que estaban en tensión para contarme lo siguiente — Tu juicio queda anulado ya que las pruebas presentadas por las agencias de intendencia han sido aceptadas por el tribunal.
—Gracias por la ayuda, aunque me sorprende la rapidez con la que han actuado.
—Eso es lo que tiene ser un centro de integración, somos rápidos y cuando comunicamos algo la información llega a la velocidad de la luz —Dice en tono de broma.
Sonrió un poco por su ocurrencia.
—Bueno Junner, creo que todos hoy hemos tenido un día muy largo. Vaya a descansar y yo intentare que mi nariz no se desangre más.
—Lo siento por la nariz.
—No te preocupes y una cosa más, mañana mandaré a la empresa un equipo para que supervisen la zona, y analizar en que situación está. Tu te harás cargo de ellos y como te decía será muy difícil que el señor Ward no se entere.
—Intentare que no se de cuenta.
—De cuerdo.

Salgo del edificio, no he visto por ningún lado a Jade lo que me alivia más. No me gustaría discutir en estos momentos porque ya no me quedan fuerzas.
—Taxi —llamo al ver un coche amarillo con la linterna verde arriba en señal de que esta disponible.
—Bien —Murmuro para mi misma cuando veo que el taxi para.
Me meto dentro del vehículo.
—¿A dónde quiere que la lleve señorita? —Dice una voz de mujer.
Le indique a donde iba, estar en un taxi nunca había sido tan confortante como ahora. Estaba libre, nadie me rodeaba, nadie me acusaba de nada y nadie me hacía daño.
—Se la ve muy cansada, ¿quiere que le dé algo? ¿Tiene hambre? —Pregunta la mujer —Tengo un poco de patatas fritas y refresco en mi mini nevera.
—No gracias, es lo único que no tengo.

No es que la comida de una desconocida me agradara, y se que la mujer lo hace con las mejores intenciones pero no tengo hambre, tengo ganas de llorar a mares cuando todos los recuerdos que hace un minuto habían desparecido vuelven de nuevo. Y por desgracia mía una lágrima cae rodando por mi mejilla, y después una tras otra.

—No te conozco de nada pero noto cuando una persona está herida, por eso yo te aconsejo que no te pongas a llorar como una niña, se fuerte —Sus ojos negros me miran fijamente por el retrovisor—Eso es lo que se espera de una mujer cuando le parten el corazón, que se ponga a llorar, que llore por el hombre. Hay una cosa que he aprendido con mis ya cincuenta años, que no hay mal que por bien no venga.
Me quedo sorprendido ante las palabras de aquella taxista.
—¿Qué bien puedo puedo sacar yo de lo malo que me ha pasado? —Le pregunto sorprendiéndome hasta a mi mima.
—Ya lo verá, se sorprenderá.
Después de un tramo de curvas la mujer dice: —Hemos llegado, señorita.
Le pago lo debido pero antes le agradezco por su consejo.

No se como he llegado pero ya estoy metiendo las llaves a la puerta de mi apartamento. La puerta se abre sin necesidad alguna de empujarla.

Lo primero que veo es mi sofá marrón donde a continuación voy casi corriendo a tumbarme. Si alguien me viera como he caído me llamaría ridícula.
Me río de mi misma por no llorar.
—Eso ha sido épico —Dice una voz que proviene de la cocina, y se oyen más carcajadas.
Me levanto de un salto del sofá. Miro hacia la dirección de la voz que acabo de oír.
—¿Quién anda allí? —Pregunto cogiendo una forma ovalada de cristal.
Nadie contesta, estoy aterrada pero me acerco más a la cocina.
De repente algo me rodea la cintura, grito fuerte hasta que siento una mano cerrar mis boca para que no imita más gritos.
—Shhh, cariño soy yo —Reconozco esa voz y odio que mi corazón de un salto al oírla y odio que me alegre tanto su presencia.

TODA MÍA (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora