Capítulo 3: Un rico olor

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— ¿Para qué querías mi ayuda Claudia?
—Es que tengo que limpiar el garaje, pero hay unas cosas muy pesadas ahí y por eso necesito tu ayuda.
—Tengo que hacerlo así diga que no, ¿cierto?
—Sip. Si no tú sabes lo que pasara –responde con una sonrisa bastante atemorizante–.

Rápidamente Claudia y yo nos dirigimos hacia el garaje. Al llegar noto que hay un olor demasiado fuerte, un olor que no sabría cómo describirlo, era algo así como un perfume al que se le paso el alcohol o algo así, ustedes me entendieron (creo)

—Ese es el nuevo aromatizante de mama, espero no te cause alergia como a mí –dijo tapándose la nariz–.

Al estar nada más un par de minutos allí empiezo a estornudar repetidas veces por aquel olor tan fuerte.

—Te lo dije, a todo el mundo le da alergia ese aromatizante menos a mi mama –dijo riéndose–.

Sin poder casi ni hablar por los repetidos estornudos, me puse a mover las cosas con Claudia (supongo que soy un poco masoquista por quedarme allí)

—Ya Claudia, estoy cansado, no puedo más, tienes cosas muy pesadas aquí –dije en un tono elevado–.
—¡Axel! –exclamaron a lo lejos– ¿Cómo has estado?, pensé que les había pasado algo por eso pase a revisar –dice la madre de Claudia–.
—Estoy muy bien señora Lisa –digo con mi nariz totalmente tapada por la alergia– ¿Cómo esta usted?
—Muy bien, gracias por preguntar. ¿Tienes la nariz tapada? No me digas que te da alergia el aromatizante nuevo que compre –dice sorprendida–.
—No, yo creo que es por el polvo –miro a Claudia directo a los ojos como diciéndole "mentí por ti"–.
—Pues aquí debe de haber mucho polvo porque todo el que entra empieza a estornudar.

La verdad en ese momento yo pensaba que la señora Lisa estaba bromeando conmigo, es que ¡¿cómo no se va a dar cuenta que es el aromatizante?! 

—Si yo creo que es por eso –le digo en un tono súper sarcástico–.
—Te debo una –dice Claudia después que se va su mamá–.
—Tranquila, la añadiré a la lista de las que me debes –bromeo–.
—Por cierto se me había olvidado decirte que los chicos están organizando una cena después del concierto en el Graice Palace, tienes que llevar a alguien –dice poniendo una mirada picara–.

No era muy difícil adivinar quién está detrás de todo eso, Bryan, El siempre hace esas cosas y se olvida de invitarnos hasta el último día, siempre tenemos que apresurarnos porque vamos tarde por su culpa.

Bryan no se cansa de hacer estas cosas ¿verdad? –le digo–.
—No lo sé, a mí me dijo Jops, yo no sé quién está organizando todo esto.
—Bueno no creo poder ir, no tengo a nadie a quien llevar –le digo intentando excusarme–.
— ¡CLARO QUE SI! –grita– ¿Recuerdas aquella chica que te dio su número de teléfono después del concierto? Deberías de decirle a ella.
—Bueno intentare, pero la verdad no sé si ella quiera ir –respondo–.
—Si querrá, ya verás –dice muy segura–.
—Bueno ya veremos – le respondo viendo la hora en mi teléfono y dándome cuenta de que se me está haciendo tarde–. Me tengo que ir Claudia, se me está haciendo súper tarde, te escribo cuando llegue a mi casa ¿vale?
—Está bien Axel, cuídate –responde–.

¡Gracias a todos los dioses por fin deje de estornudar!

Un corazón como el suyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora