Capítulo 13: Anna

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El sonido de la bandeja de la comida la despertó del profundo sueño que estaba teniendo, no recordaba nada de este, pero el fantasma del mismo le provocó un mal sabor de boca. Se acomoda y restriega sus ojos para despejar el recuerdo, observa a Steven sentado a su lado con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿No duermes? — pregunta por pura inercia y se siente como la persona más idiota del mundo, claro que no puede dormir, él ya está muerto. ¡Es un espíritu! Piensa encogiéndose de hombros. ¡Brillante Anna! se regaña entre dientes al escucharse a sí misma lo estúpida que se escuchó su pregunta.

—Prefiero verte dormir, creo que es la forma en que descanso. — responde de forma natural, las mejillas de la castaña arden y se siente totalmente enrojecida.

—Ya está la comida. — dice ella evadiendo su mirada. Toma la bandeja y regresa a su lugar junto a Steven.

Aquello no se miraba nada apetitoso, pero no tenía otra opción, y mencionar algo para la cocinera sería meterse en problemas de nuevo, por suerte traía un vaso con agua; lo cual sería de gran ayuda para tragar cada bocado. Disfruta... bromea el espíritu mirándola de reojo.

—Steven, sé que no comes ni duermes, ni nada. — comienza ella mordiendo su labio inferior. — ¿Podrías hacerme un favor?

—Quieres que te acompañe a comer. — responde leyendo sus pensamientos.

—Podrías aparecer algo de comida como tu traje. — aquello era tan absurdo que no sabía cómo eso salió de sus labios, pero quería sentir que él era una persona y no un espíritu.

—No mocosa, ese truco solo se puede hacer con mi atuendo. — sonríe de forma ladina y ella muerde su labio, por alguna razón la menor disfrutaba aquel insulto.

—Bien. — se queja. — puedes contarme algo...— suspira sintiéndose nuevamente incomoda. —así evito pensar en lo asqueroso que sabe la comida. — expone llevando el primer bocado a sus labios, aquella masa no sabía del todo mal, sus papilas gustativas lograron saborear zanahorias y papas.

—Está bien, ¿Sobre qué quieres que te cuente? — se cruza de brazos y se colocó justo enfrente de la vista de la castaña.

—¿Qué recuerdas de tu vida como humano? — consulta dando un sorbo de agua, aquella masa parecía adherirse a su boca como pegamento.

Steven observa un punto muerto en la habitación, buscando las palabras necesarias para comenzar su relato.

—Recuerdo una historia de amor y mi muerte. — responde de forma ligera, ella hace un puchero para que el otro comenzara su relato.

Él traga tanto aire como puede y la tantea con la mirada

—No creo que te guste el final de mi historia, te conozco demasiado para adelantarme a eso. — puntualiza.

—No importa, es tu historia. — dice sin verle a los ojos. — no puedo cambiarla, aunque no me guste. — trata de morder su lengua por decirlo en voz alta.

—¡Te conozco mocosa! — interrumpe.

—Solo cuéntame Steven. — canta ella. — Solo quiero saber más de ti, quiero conocerte. — sus mejillas arden de nuevo, y su pecho comienza a subir y a bajar de los nervios.

—Está bien, te contare mi historia...

Agudiza sus oídos para no perder ningún detalle, nunca había sentido tanta curiosidad en su vida, incluso cuando David le contaba cosas acerca de su vida no le prestaba mucha atención. (Sí eso la convertía en una pésima novia, no le importaba) solo quería saber el origen de aquellos brillantes, e alucinantes ojos verdes que le provocaban pensamientos que todavía podía controlar.

Ángel  "Un beso silencioso"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora