Capítulo 50: Anna

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Buscó entre sus cosas aquel trozó de papel que Olivia le había regalado.

Pero por más que escurgó, tiró, y revolvió: parecía que la tierra lo devoró. No iba a rendirse tan fácilmente, salió de la casa de su padre con la misma precisión que había entrado.

"Steven, Steven, Steven..."

Repite una y otra vez mentalmente. Se tornó como un juego.

Cada vez que la bruma en su cabeza se extendía para hacer desaparecer aquel recuerdo. Mencionar su nombre la disipaba. Sabía que aquel nombre era importante, recordaba fragmentos de su pasado, pero, aunque esforzó su mente al límite, el rostro de aquel desconocido seguía en el misterio.

Siguió su camino hasta su antigua casa, no podía asegurar que aquel retrato aun estuviera en la maleta con sus pertenencias. Pero era su única oportunidad. El taxi la deja en frente de su casa, por alguna razón se sentía diferente hasta hace unas pocas horas que estuvo con Emily. Deja todo pensamiento en el interior del vehículo y avanza hasta la puerta principal.

No necesitaba tocar, tenía una llave de repuesto. Escucha unas voces en el interior que hacen que sus sentidos se pongan alerta, al girar la llave y adentrarse mira la escena que hizo que su mente diera vueltas.

—Oh, bienvenida Elizabeth. — canta un hombre de tez caucásica, ojos saltones y sonrisa burlona. Llevaba consigo un tazón lleno de palomitas de maíz. Parecía que de un abrir y cerrar de ojos se había convertido en el señor de la casa. Quizás solo estaban esperando el momento adecuado para mudarse aquel lugar, y la oportunidad perfecta saltó ante los ojos de todos; al instante que la menor decidió permanecer unos días con su padre.

—Disculpa, ¿Quién eres? —pregunta ella fingiendo no conocer al amante de su madre, tragó una boconada de aire, ya que la palabra "amante" quedaba desestimada desde el divorcio.

—Anna, hija. —interviene su madre, quien traía una bandeja llena de refrescos. —Él es Roger, mi novio. —expresa elevando la comisura de sus labios hasta alcanzar sus mejillas.

—Entiendo, él es el otro. — dice entre cerrando los ojos, para hacer de su gesto una indicación de doble intención en sus palabras.

—¿El otro? —duda Roger.

—El nuevo quise decir. —se corrige a si misma con una mueca burlona. —no eres el del viaje en Madrid, no eres mi padre... eres el otro. —presenta dándole un leve guiño.

—¡Anna Elizabeth! —aúlla su madre llena de ira. —¿Pero de que estas hablando? En Madrid yo estaba por un viaje de negocios. — suelta su relato sin que nadie le preguntara, su novio parecía atónito ante su afirmación observando simplemente los ojos de la castaña quien jugaba acariciando su labio inferior con su dedo índice.

—Descuida, tendrías que saberlo. —presenta la menor con el mismo gesto. — si juegas con fuego, este mismo es el que te va a quemar.

"Prometiste hacer las cosas bien"

Grita aquella voz en su cabeza, todo en ese instante dio vueltas. Concentró su mirada en aquellos dos pares de ojos que la miraban llenos de furia. Anna no comprendió que parte se perdió en ese momento, ya que parecían estar discutiendo, pero no sabía si era entre ellos o con ella.

La cabeza comenzó a dolerle, como si aquel recuerdo regresara de forma violenta. Subió las escaleras dando tras pies. Mantendría su trayecto hasta su habitación a como dé lugar. No demostró su estado, ni que todo giraba de forma aleatoria. Se aferró al pasamanos subiendo escalón por escalón, mientras avanzan las voces de sus acompañantes cesaron.

Ángel  "Un beso silencioso"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora