¡Un mes!
Fueron las palabras que salieron del robusto juez, que mantenía el ceño fruncido al ver el rostro sin inmutarse de la castaña.
Su pecho subía y bajaba de los nervios, mientras luchaba con la quemazón de la garganta sus oscuros ojos no flaqueaban al sostener la mirada con el policía que la resguardaba.
Anna estaba casi segura que todo lo que había estudiado acerca de los reformatorios no le seria de ayuda alguna. Por qué; entre la teoría y la práctica unos párrafos jamás te preparan para lo que debes hacer.
Escuchaba en un pequeño trasfondo las restricciones acerca de su nueva estadía, su caso se encontraba en investigación; quizás en otros casos con un arresto domiciliario bastaría, pero parecía que la suerte quería tocar hasta la más fina pared de la cordura de la menor.
Su abogado como todo un inepto permaneció en silencio. Ella lleva su vista hasta su flanco izquierdo, y el sujeto de cabello azabache sonreía débilmente, sus ojos nuevamente hermosos la miraban, mientras ella se perdía en ese ámbar verde que cambiaba.
No te alejes... comenta sin pronunciar palabra alguna, simplemente movía sus labios para que el espíritu lo captara.
El hace otro gesto y se clava a su lado.
—La oficial Carmen te llevara al autobús. —ordena el juez y se levanta del estrado.
Sus pies se mueven según señala la mujer de rostro siniestro; ella parecía disfrutar todo lo que le sucedía a su alrededor...
—¡Anna! — chilla David y tira de su brazo, ella retrocede y lo observa poniendo los ojos en blanco.
—No te preocupes. — canta dulcemente.
Se inclina y le roba un beso delicadamente, tanto Steven como la oficial observan para un lado contrario para brindarles privacidad.
—Escúchame. — comienza al retirase lentamente de la menor que recobraba el aliento. — Te amo, y lo sabes. — su rostro enrojece de forma extraña a escuchar la voz de su novio. — Eres muy lista, y fuerte. — sonríe ladinamente.
—Puedo con esto. — coincide ella.
—Se valiente. — masculla y la suelta lentamente.
La oficial comienza a tirar de su brazo de forma violenta, Anna no se queja; al contrario, ella acelera su paso, no quería echar a perder lo que había mencionado David, sus palabras le brindaron algo de fuerza para seguir adelante con todo aquello.
—Muy lindo el consejo del muchacho. — dice la oficial empujándola hacia la entrada del autobús. — Necesitas ser muy lista si quieres salir de ahí.
—Solo será un mes. — responde apretando los dientes de la furia.
—Siempre solo es un mes. — se carcajea de forma siniestra y la puerta de metal se cierra.
Avanza a buscar un asiento cercano a la puerta, se coloca en la primera fila al observar dos chicas en la parte trasera. Sus rostros llenos de lágrimas no le brindaban muchas esperanzas hacia el lugar donde iban.
Magdalenas. Pensó, y el espíritu sentado al frente de Anna, apoya su brazo en el respaldar, observa a la menor de forma picara, seguro no estaban llorando al cometer el crimen que las trajo aquí. Murmuraban los oficiales entre dientes.
Quizás ellas son inocentes como la castaña, Steven se carcajea y de pronto su traje color blanco cambia, ahora tiene puesta una sudadera gris y un pantalón de mezclilla negro.
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Ángel "Un beso silencioso"
FantasiaPara Anna la importancia de su vida es poca, pasa noches en fiestas y siempre está en problemas, todo esto para evadir sus sentimientos acerca de la separación de sus padres, las estimulaciones para no sentir la llevan a un accidente el cual ocasion...