Capítulo 14: Steven

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El ángel comenzaba a sentirse mal consigo mismo por todo aquello, no sabía de donde le salían tantas mentiras. Quizás se debía a todos esos libros de romance que Anna leía, o las películas que vieron juntos, pero sin importar como se las ingenió para contar aquella historia tenía que seguir su relato, de otra forma no lograría entrar en el razonamiento de la menor.
—Querías escuchar mi historia. — se queja para llamar su atención. — No tengo otra, lo siento.

Ella reflexiona por un segundo, y regresa a donde estaba sentada.

—Lo siento Steven, no quería...

—En el baile. — interrumpe el ángel, ella guarda silencio y lo observa de nuevo. — después que el señor me dijo acerca del estado de Angélica, para mi nada había cambiado... ya estaba enamorado de ella, fue como un amanecer que despeja toda oscuridad de una persona, ella era mi luz; sin importar cuanto tiempo estuviera con ella.

—-Bailé la primera pieza con ella. Todos nos observaban, incluso mi hermana y mi padre, creo que fue la única vez que se sintieron orgullosos de mí. — el moreno muerde su lengua y evita pensar en las consecuencias de sus mentiras. — Después de eso finalmente hablamos acerca de nosotros, nuestros sueños, esperanzas, ideales, todo. — los ojos de Anna brillaban por la historia. — Ella no se atrevió a contarme acerca de su enfermedad, y yo no iba a presionarla, fue una noche mágica...

—¿Dónde termina la magia? — pregunta seria.

—Anna, la magia sigue... no ha terminado.

—¡Estás muerto! — vociferó. — Adiós a la magia. — eleva su mano molesta, pero el ángel sonríe, toda esa negatividad y esa pared que ella tenía, sabía que la podía derribar.

—Todos los recuerdos que poseo, sé que ella los tiene, ¿¡Acaso el amor no se trata de eso mocosa!? hay personas que mueren de vejez y nunca tienen la oportunidad de conocer el amor. Yo lo hice, conocí el amor, y es ahí donde la magia no termina.

Tragó todo el aire que le permitieron sus pulmones e inclinando su cuello para atrás recordó alguna novela que leyeron juntos.

—La madre a Angélica tenía sus planes, ella quería casarla con alguien de su mismo estatus social, de esa forma su hija moriría con un buen apellido en su tumba, ellos eran adinerados. Pero hay personas para las que nunca es suficiente.

Steven se levanta y camina hacia la pequeña ranura en la pared, ninguno de los dos tenía reloj, pero podía apostar que ya eran más de las tres de la madrugada.

—Deberías dormir, necesitaras fuerzas para el día de mañana. — propone.

—No tengo sueño. — se levanta y camina hacia el ángel. — continua con la historia.

—Bien. — dice señalando el colchón de la celda, ella no lo piensa dos veces y se sienta. — Fernando era uno de los caballeros más destacados de la sociedad, pero nunca tuvo buenas intenciones con Angélica, se conocía por las peleas que organizaba y salir libre de todos los cargos que se le presentaban, sin mencionar que nadie volvía a ver a sus enemigos con vida.

—¿Qué sucedió entonces?

—Lo que toda pareja enamorada hace en estos casos. — sonríe. — ¡huir!

Ella muerde sus labios y sus mejillas se sonrojan.

Él no sabía que sentimiento conlleva aquella expresión, lo que hace caso omiso al rostro de la menor.

—Nunca hubiera imaginado que eras de esos sujetos.

—¿De cuáles? — duda en gesto serio.

—El que roba a la chica y vive una aventura descomunal.

Ángel  "Un beso silencioso"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora