Todas y cada una de las jóvenes salen del aula al sonar la gran campana del lugar, el ángel permanecía junto a la castaña; sentados en un banco de madera. No quería romper el silencio establecido, aún estaban dos chicas observando a su pupilo.
¿Cómo confiar en una persona que pertenecía a la traición? Trató más de tres veces comunicarse con el ángel de aquella persona, pero cada vez parecía ser más difícil ver a uno de sus compañeros en estos días.
Las dos últimas jóvenes salen del salón dejándolos finalmente solos. <<Al fin>> pensó el moreno. Podía hablar con Anna.
—¿Qué vamos hacer? — señala ella tragando una boconada de aire. — es de traición, por eso Olivia no quería que se juntara con nosotras.
—Vamos hacer una sola cosa. — ordena él, cuadra los hombros cruzando los brazos para buscar las mejores palabras al entendimiento de la castaña. — seguirle el juego, y sin confiar ni un gramo en ella.
¡Eres una mente diabólica! Sonríe ella le celebra y avanza hasta la salida.
Camina junto a la menor con un sabor agridulce en sus labios, seguía haciendo su trabajo como era debido, pero la palabra "Diabólico" perturbaba hasta lo más profundo de su ser, incluso el peso de sus alas incremento un diez por ciento.
Esa no era las cosas que le dicen a los ángeles, tenían que ser cosas para el bien, quizás el mejor consejo que le podía dar era que se aleje de ella, no que se prepare para contraatacar. ¿Qué le pasaba? Esas cosas no eran de guardianes.
Filosofía. Lee el ángel el horario de la menor, por un minuto añoró la vieja escuela con mejores escenarios que ver.
—Si quieres puedes esperar afuera para no aburrirte. — formula al ver que la oficial que impartía la clase estaba en el pizarrón.
—Está bien, quiero morir del aburrimiento junto a ti. — ella se sonroja y él traga su propia saliva.
¿Acaso no puedes controlar tu maldita lengua? Se regaña el ángel adentrándose al salón.
La hora pasó en un abrir y cerrar de ojos, quizás se debía a que su cerebro aún permanecía en esos tres círculos que podían hacerle daño a su pupila.
Para la cuarta clase Anna ya tenía unos cuadernos que le brindó la oficial Carmen, ella era una de las únicas personas de este lugar que parecían ser amables.
"Ya puedo hacer mis tareas." bromeó alzando su nueva libreta, el pasillo estaba desierto, así que podían hablar con libertad.
En casa también tenías los cuadernos y estos meses no has hecho nada. Quería decirle, regañarla por su pasado, pero eso era lo menos que necesitaba en esos momentos.
— ¿Qué sucede? — pregunta el frunciendo el entre cejo.
—Las cosas afuera son más difíciles que aquí en el reformatorio. — responde monótonamente, como si leyera sus pensamientos.
Una parte de Steven quería sacar a flote aquella conversación desde que se fue el padre de Anna, entre el silencio de su madre por más de un mes y su cambio de actitud para con la menor; las cosas se iban desmoronando pedazo por pedazo. Él se sentía responsable por no poder consolar a la castaña, sabía muy bien que nunca se desahogó por todo lo que pasaba a su alrededor, aunque estuviera rodeada de personas estaba sola, y el a la perfección conocía ese sentimiento, "Soledad" cosa que ningún ángel tenía que sentir, pero quizás él era el único en su especie...
—Anna...
—Llegamos. — sonríe apretando los labios.
Entran al salón y la oficial encargada comienza a escribir en el pizarrón. El moreno recordó en ese instante como ella odiaba que los maestros hicieran aquello. <<Escribir a morir dando la espalda>> quizás era algo que algunos humanos hacían para molestar a los alumnos.
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Ángel "Un beso silencioso"
FantasiaPara Anna la importancia de su vida es poca, pasa noches en fiestas y siempre está en problemas, todo esto para evadir sus sentimientos acerca de la separación de sus padres, las estimulaciones para no sentir la llevan a un accidente el cual ocasion...