Ángel "Un beso silencioso"

Capítulo 51: Steven

Comenzaba a sentirse como si ya no fuera el mismo, el peso de sus alas crecía conforme el recuerdo de la menor disminuía.

Se aferraba a su rostro como si su alma dependiera de ello, no quería olvidar lo que sintió, lo que vivió, lo que creyó, todo aquello era lo que lo hacia el ángel que era en ese entonces.

—Mocosa... espérame. — se dice a si mismo abrazando sus piernas.

Su pared se transformó en una pizarra de versículos, y cada vez que uno nuevo aparecía sus alas ardían como si estas se quemaran, pero sin importar cuando sufriera el resistiría hasta el final.

¿No son todos espíritus ministradores enviados para servir a favor de los que han de heredar la salvación?

Hebreos 1:14

Agarra su cabeza como si miles de agujas se enterraran en su cien, apretó los dientes con violencia para no tragar su lengua. Tardó más de cinco minutos en recuperarse, y colocarse de nuevo frente aquella pared cambiante. Busca entre sus plumas una mal colocada para jalarla de golpe.

No importaría cuantas veces Gabriel se las curara, y dejara que nuevas, el haría lo mismo, para mantener vivo el recuerdo de la castaña.

—Anna...—dijo dejando caer aquella débil pluma, que bailaba en el aire según descendía. Mira como la pared se transforma de nuevo, mostrando una vez más otro verso, pero esta vez, no hubo dolor, el moreno miró como aquello podía ser una oportunidad, y la única forma de permanecer junto a la castaña.

Y le dijo: si eres hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: "A sus ángeles te encomendara", y "en las manos te llevaran, no sea que tu pie tropiece en piedra."

Mateo 4:6

Justo antes de celebrar aquel plan, que se formaba en su cabeza la pared de nuevo cambio borrando todo rastro de alegría...

Porque si Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a los fosos de tinieblas, reservados para el juicio.

2 Pedro 2:4