Ángel "Un beso silencioso"

Capítulo 52: Anna

El aire azotaba su cara, mantenía su gesto serio.

En aquel momento no podía mostrar ningún signo de debilidad, su compañero mostraba una sonrisa burlona; mostrando sus dientes. Cada vez que miraba aquel sujeto, o su vida estaba en peligro, o por alguna razón ella iba hacer una estupidez. Su encuentro nada casual se debía a una decisión que había tomado ese momento, ese preciso instante mientras trepaba las vigas de concreto, y se aferraba a las varillas de hierro.

No estaba segura si su plan funcionaria, solo esperaba que, si algún ser superior estuviera de su lado, aquel ángel de la muerte aparecería.

—Así que quiere volver a ver a Steven, ¡¿eh?! —presenta moviéndose sigilosamente entre unas tablas de madera.

Vladimir parecía ser alguien a que no se le puede confiar la espalda, era hábil como una gacela; lo mostraba conforme a sus calculados movimientos entre las vigas. Su rostro no mostraba signos de ternura o compasión por ningún ser vivo, la castaña pensó que quizás se debía a su trabajo. Era alguien apuesto, podría considerarse un modelo de revista. Quizás para ser lo último que miraban en la tierra, ella estaría alegre de ver aquellos ojos colores cielo.

—Eso es lo que mas deseo. —responde sintiéndose algo cohibida, no sabía si se trataba por la presencia del otro sujeto, o porque el aire de esa altura parecía absorber cada parte de su osadía.

—Así que estas dispuesta a morir por el ángel...— dice colocando una de sus manos en su quijada, parecía buscar un punto muerto en la menor, que se mantenía firme como una roca pegada en aquel lugar. —Morir es algo fácil, todos al final lo hacen. —presenta apretando los labios en una fina línea.

—¿Cuál es tu punto? —duda ella, observa como todos y cada uno de los obreros siguen su camino para llegar al punto donde se encontraba, en cuestión de segundos ella estaría en hospital psiquiátrico por el intento suicidio.

—Quiero que intentes vivir por el ángel, ¿Estas dispuesta a vivir? —presenta haciendo un juego mecánico con sus manos. Una pequeña opresión en el pecho crese, recordando como algo faltaba en su vida. Frunce el ceño sin comprender su pregunta, y busca en su gesto alguna especie de trampa.

—¿Cuál es el juego? —dice ella, fulminándolo con la mirada. No tenía tiempo para entablar una conversación con el otro. Por lo que necesitaba cerrar el trato lo más pronto posible.

Uno de los obreros que se encontraba más cerca, avanza su camino hasta llegar a estar a más de cuatro metros de la castaña, el miedo de que ella saltara lo fundió en la viga que se encontraba, comienza a decirle algunas cosas para que ella no quisiera quitarse la vida, lo que le provocó algo de gracia a la menor; ya que nunca se le ocurrió aquello.

—¡DETENGASE! —alza la castaña alzando su mano en torno al recién llegado, el otro obedeciendo su orden; se detiene en seco. Ya no tenía tiempo, pronto todo acabaría, y ella no podría hacer el trato con el ángel. —¡Dime rápido que tengo que hacer! — expone ella directamente a los ojos del mayor, quien lucía una sonrisa llena de diversión por la situación.

—Justo abajo hay una piscina llena de agua, los trabajadores la usan porque no llega agua al proyecto. —comienza la historia en tono aburrido, parecía disfrutar que el tiempo de la menor estaba contado. —quizás tendrá unos... ¿¡Diez metros de profundo!? — intenta adivinar con una mueca tosca, la castaña hace gusto lo que odiaba hacer desde que estaba en ese punto. Dirige su mirada hacia abajo, justo al pie de la construcción se encontraba aquella enorme piscina, por un minuto ella pensó que se trataba de un estanque.

—Allí está...— afirma señalando con su dedo índice, sus pies se clavaron en la viga, su corazón hecho un nudo parecía latir con violencia, algo le decía, (le gritaba) en su interior, que odiaría las palabras que iban a salir de la boca de Vladimir.