Capítulo 7

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Los paramédicos habían llegado en 20 minutos, al ver a Liam lo atendieron de inmediato, yo apenas podía seguir sus movimientos, todo era tan confuso y a pesar de no sentirlo estaba segura de estar llorando (últimamente lloraba demasiado), mi mente estaba totalmente nublada y él aun no despertaba, uno de los paramédico me dijo que subiera con ellos en la ambulancia.

Inmediatamente al llegar al hospital se lo llevaron al cirujano, la policía no tardó en parecer y hacerme lo que me pareció un millón de preguntas, sin sentido, vacías...

Ya eran las 3 de la mañana, habían pasado dos horas y aun no sabía nada de Liam, aun cansada y totalmente abatida salí a buscar algo de tomar, mi garganta se sentía totalmente seca y ardía, había pasado llorando como una hora entera. Poco a poco la sala de espera se fue quedando vacía, el silencio reinó, apenas si se oían ligeros pasos de enfermeras apresuradas, y el constante tic tac del reloj. No se cuanto pasó pero mis párpados se empezaron a poner pesados, no quería quedarme dormida, deseaba ver al doctor salir y preguntarle como había salido todo, si se recuperaría, pero el sueño me venció...

Una ligera sacudida en mi hombro me despertó, era una enfermera, estaba sonriendo y su rostro mostraba demasiado cariño, como si le sonriera a aun niño pequeño, me pregunté si ponían la misma expresión a todas las personas que se quedaban en la sala de espera.

-Sígueme-dijo la chica-

Pasamos por varias habitaciones, la mayoría de ellas abiertas, se podía ver a muchas enfermeras arreglando cuartos o verificando a los pacientes, llegamos a una habitación con el número 185, la puerta estaba cerrada, al entrar pude percibir un aroma a medicamentos mezclados con menta, Liam estaba recostado y profundamente dormido, su brazo estaba vendado y aquella máquina daba un constante pip, la enfermera me dijo que ahora estaba estable y que no había que preocuparse.

Me senté a su lado y recordé la noche en la cual él se quedó conmigo hasta que el miedo se fuera, instintivamente tomé su mano (estaba cálida), y me alegré tanto por ello, sentía mi corazón latir demasiado rápido, me quedé allí hasta que vino otra chica avisándome que la hora de visitas había terminado. Lo miré por última vez y luego volví al campus. Las clases empezaba en una semana y aun así Liam no estaría recuperado para ese momento, seguramente tardaría un mes en volver. El doctor me había dicho que el corte de su brazo era extremadamente profundo, además de ello parece que alguien lo había golpeado, había sangrado internamente y tenía unas cuantas costillas rotas, el decirme eso no fue nada alentador. Tendría que ser paciente hasta que volviera. Solo debía esperar un poco más...

Decidí visitarlo constantemente desde el día en que despertó, él no me hablaba, sabía que estaba allí pero prefería mirar a la ventana e ignorarme, aun así yo no podía evitar sonreír, me alegraba tanto el hecho de verlo vivo...

Así pasó el mes y Liam finalmente volvió a clase, tanto chicas como chicos de diferentes clases se acercaban a preguntarle por que había faltado tanto y otros le entregaban apuntes para que se pusiera al día...

Y yo, yo seguía mirándolo de lejos, escondiéndome en cada sombra que encontrase, esperando por alguna oportunidad de hablarle, pero sabía que aunque la hubiera, no lo haría, mi yo interna no sabía como hacerlo, estaba estancada, y no podía remediarlo, estaba perdiéndolo, gritaba su nombre fuertemente, pero solo en mi cabeza, escuchándose como un susurro.

Y para cuando decidí visitarlo en su habitación, pensaba esperarlo en su puerta antes de que llegara de su clase, así podría hablarle directamente, pero fue el momento equivocado, estaba a punto de llegar cuando escuché risas de una chica, espié lentamente y allí estaba Liam, allí estaba una chica realmente hermosa rodeándolo con sus brazos y besándolo, pero en ese momento a pesar de todas las confusas emociones que me trajo esa escena, pasó a segundo plano porque detrás de ellos y con una expresión totalmente satisfecha y sonriente, estaba... NO, NO, esa persona había estado allí ese día, una de mis peores pesadilla y oscuros miedo, me recorrió una terrible rabia pero también un indescriptible sufrimiento...



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