Dos semanas, enteras, no paraba de llover y justamente esta tarde todos volvían a sus casas por un tiempo, mire el cielo, parecía que se acercaba una tormenta, a lo lejos se observaba Dakota del norte, tan lejana llena de luces intermitentes, como una ciudad que se escondía tras la fuerte neblina, como si no fuera real, o tal vez sentía que todos estaban allí, todos menos yo, como si fuera yo la que no era real, no podía hacer nada ante ello, tan solo esperar encerrada en mi habitación hasta que pasara la lluvia, tal vez escribiendo, tal vez leyendo, cualquier cosa con tal de alejar esos absurdos pensamientos de mi mente, con tal de alejar ESE absurdo pensamiento: Liam.
Intenté leer, mientras escuchaba algo de música pero el temblor de los relámpagos en los cristales y el sonido al impactar me estaban dando dolor de cabeza, estaba literalmente sola, esta vez nadie se había quedado conmigo, ni siquiera un solo instructor, los días de lluvia me ponían de mal humor o puede que simplemente todo lo que estaba sucediendo me tenía agotada, a pesar de que me repetía una y otra vez que debía olvidarlo, no lo lograba, mi mente era terca, y ya estaba teniendo suficiente sobre pensamientos asesinos, persecuciones, el ver a personas que creías muertas, frente a ti; realmente ya no podía soportar nada de esto, tomé una ducha, y bajé en busca de una máquina de pudín que estuviera funcionando, moría de hambre, estaba bajando las escaleras cuando repentinamente algo jaló mi pie haciéndome caer, rodé por las gradas de dos pisos, y aterricé estrepitosamente, perdí el sentido por unos segundos, el dolor de mi cabeza se incrementó dolorosamente, y mi corazón estaba a mil por hora, del golpe apenas si podía moverme, mi espalda estaba terriblemente afectada, estaba esperando lo peor, pero nadie apareció, solo había oscuridad y la palpitante lucecita de la máquina, pero nada más, ni sombras, ni peligro, ni sonido, nada.
Tardé una eternidad en levantarme, apenas logré sentarme, cuando me di cuanta de que mi brazo se había tornado de un terrible color morado, solo podía moverlo hasta cierta distancia y luego dolía un infierno, me quedé allí, sentada, sin saber que hacer, y totalmente dolorida...
Tuve que llamar a una ambulancia, lo cual me no logré, en el trayecto mi celular había salido volando y encontrarlo no era fácil, para cuando llegaron mi brazo había dejado de responder y el dolor de mi cabeza me tenía casi inconsciente, apenas recuerdo lo que pasó después, escuchaba sus voces, sus preguntas, pero no lograba entenderlas, luego solo obscuridad.
Desperté escuchando el pequeño pitido de una máquina cercana a mi, me sentía abrumada, pero menos que antes. Al abrir los ojos, la luz me cegó un poco, intenté acomodarme pero moverme era demasiado doloroso, así que solo giré lentamente mi cabeza hasta acostumbrarme al lugar, de nuevo estaba en el hospital, no té que mi brazo estaba totalmente vendado y en mi cabeza se hallaban muchas vendas, mis ojos estaban cansados y respirar dolía, pero pronto mejoraría...
Estaba divagando en mis pensamientos, cuando un doctor entró, inmediatamente centré mi atención en él, venía acompañado de un chico, el cual al verme pareció aliviarse y sonrió, solo un poco, pero pude notarlo. El doctor, solo sonreía, me dijo que había sufrido terribles daños por la caída y que tendría que ser paciente hasta poder recuperarme completamente, por lo que seguramente pasaría un largo tiempo allí, pero estaría bien, a pesar de todo me sentía segura dentro...
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Destino incompleto
Teen FictionSiempre me pregunté si el destino era real o si es solo un invento de cuento de hadas. Cuando le preguntaba a mis padres o a sus amigos, me decían cosas raras y sin sentido, y luego reían, siempre bromeando. El día en que mi vida dio un vuelco tota...