- nueve años atrás - Mañana del viernes.
Aquél día conocía a su hermano, y también conocí a la novia de mi hermano, o eso creía, "conocerlos", esa palabra ya no me sonaba, ya no sabía quién era quién y en quién podía confiar, ese fue mi pensamiento al finalizar el viernes, aquella noche que después de todo parecía más oscura que ninguna otra.
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La lluvia había parado hace tiempo ya, pero yo seguía allí, tumbada, ¿perdida?, quizás no quería despertar, quizás nunca había despertado; Liam también se había ido hace horas, cuando las luces del parque empezaron a encenderse, cegándome, me levanté lentamente, mirando cada árbol, cada sombra, esperando cada segundo para que algo me devolviera a la realidad, pero en el fondo lo sabía, había sido cierto, y no quería aceptarlo.
Para cuando llegué a mi habitación, todo estaba tan oscuro y silencioso, me duché por lo que pareció una eternidad, entré a mi cama y allí me quedé, mirando al oscuro techo, sabía que no dormiría, me enrollé en mi colcha y me escabullí hacia mi escritorio, instantáneamente tomé mi lápiz y escribí, desde aquel accidente había dejado de escribir, pero inexplicablemente, tenía el deseo incontrolable de componer, no estaba segura de lograr una canción pero un poema, un poema seguro, algo simple, nada comprometedor, algo que desatara el nudo que me sujetaba, simplemente algo...
"Y allí estaba de nuevo,
sereno, sin miedo,
como un robot olvidado a la deriva,
guardado en el bolsillo roto de un pantalón,
entonando una triste melodía,
suave como la brisa del mar,
dulce, receloso, certero.
Allí estaba, cayendo lentamente a su fin,
desvaneciéndose en las palabras,
aclamando al viento,
allí se encontraba, perdido en un mal momento
atrapado por error en el sufrimiento
allí estaba, sonriéndole a un espejo.
Repitiéndose a si mismo
pues no hay nadie quien lo entienda
"no has sido olvidado", "no has sido olvidado"
una y otra vez hasta creerlo...
Allí estaba; meciéndose lentamente,
allí estaba el último suspiro;
el último suspiro de mi sueño..."
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Vi a Lily salir apresuradamente a su trabajo, los domingos los empezaba temprano, me levanté pesadamente, entré en la cocina y revisé el refrigerador, nada de lo que había allí me agradaba: pizzas, refrescos, todo rodeado de colorantes, y lo único que me comería con todos los colorantes que existieran no se encontraba allí; volví para ponerme unos pantalones negros de entrenamiento y una blusa gris, me dirigí a la cafetería, tomé tres cheescakes y algo de yoghurt de vainilla, me comí todo tranquilamente hasta que el sol empezó a salir, dejé el lugar y fui hacia los senderos para correr un poco y entrenar algo, últimamente no estaba haciendo actividades extra curriculares .
Pasé un largo tiempo entrenando, hasta que ya no pude más, pasé junto a las salas de composición cercanas al estadio, se veían vacías, así que entré, miré alrededor y finalmente entré en una sala un poco apartada, esperé un minutos, luego dos, me senté frente al piano, un minutos más, puse mis manos en posición, recordando cada nota, y tras otro minutos, simplemente resignada bajé mis manos y me fui. No estaba preparada, o puede que no quisiera estarlo, cada cosa, cada lugar, incluso las palabras me traían recuerdos que se habían vuelto dolorosos, con el tiempo cada buena memoria venía acompañada de una puñalada una pequeña punzada en mi corazón. Tras ducharme, abrí un pudín, uno de mis favoritos, y lo comí lentamente mientras pensaba en más poemas, quería volver a componer, quería volver a sentir esas notas en mi cabeza, pero posiblemente la mejor opción, actualmente era seguir con los poemas, hasta acostumbrarme de nuevo, no tardé mucho en escribir uno nuevo, Liam me daba mucho en que pensar, todos lo que sucedía se asemejaba, encontrándose entre sí, volviéndose melodías, esa tarde volví a escribir un segundo poema y le siguió un tercero, solía quedarme en blanco luego de un tiempo, así que decidía ir en busca de películas o quizás más libros, no había pasado por la biblioteca en dos semanas, sentía la falta de ello.
Hacía mucho frío, a pesar de que llevaba una chompa bastante gruesa lo sentía, mis manos y mi nariz estaban totalmente congeladas, el viento soplaba demasiado fuerte, me apresuré en entrar puesto que el calor allí se siente como sentarse a lado de una chimenea a charlar con cada uno de los personajes en los cuentos, pasé allí por horas, hasta que anocheció lo suficiente como para no ver más, estaba de regreso a mi habitación y el frío se había vuelto incluso más intenso, cuando entré me enrollé entre las sábanas, ¿cómo podía hacer tanto frío en un solo lugar?
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Destino incompleto
Teen FictionSiempre me pregunté si el destino era real o si es solo un invento de cuento de hadas. Cuando le preguntaba a mis padres o a sus amigos, me decían cosas raras y sin sentido, y luego reían, siempre bromeando. El día en que mi vida dio un vuelco tota...