Hoy llegué a la escuela decidido, decidido a preguntarte qué demonios pasa contigo, por la mañana me alisté como siempre y como nunca, creo que nunca me había preocupado tanto por mi aseo personal.
Entonces llegué a la escuela y comencé a buscarte, me dijeron que aún no habias llegado pero ya era tarde y tú no sueles tardar, vaya dolor el que siento de no verte 1 día, le pregunté a tu mejor amiga si sabía algo sobre ti y fue inútil, al parecer el día de hoy no llegarías y tuve que callar mi tormento todo el día, seguía nervioso quizás ansioso o demasiado pensativo pero la angustia de no saber que pasa por tu cabeza me atormenta, aunque el hecho de que no hayas asistido me preocupa ya que no sueles hacerlo, llegó la hora final del colegio y salí sin prisa pues el día había sido demasiado aburrido, entonces salgo y me quedó paralizado estabas tú ahí parada frente a mí, al parecer los ángeles son responsables y no querías atrasarte con los deberes de la escuela.
Me quedé perplejo al ver tu imagen ahí, al ver ese rostro tan hermoso y esa sonrisa que no es de este mundo, entonces lo hice me acerqué y te saludé, sonreiste al verme y tomaste mi mejilla «hola, ¿cómo estás?» me dijiste, a lo que yo respondí sin vacilar con un «¿Puedes decirme por favor por qué me odias?».
Te quedaste helada boquiabierta y no sabias que decir entonces me miraste fijamente y sonreiste, estabas por soltar tus palabras y de la nada como un rayo ¡BAM! Llega eso que llamas novio, te sujeta fuerte de la mano y te empuja para irse solo te dijo «Debemos hablar» me opuse, lo empujé y le dije que te soltara entonces volteó me miro con todo el odio del mundo y me dijo «es cosa de ella y yo», al final se marcharon y yo seguía como cada día, petrificado y confundido, seguía sin saber que hacer ni que pensar.