Hoy llegué a la escuela feliz, había soñado contigo, mi ángel, ahora es la hora hoy me he decidido a hablarte y conocerte.
Transcurre ya la quinta hora de clase y la profesora decide ponernos en grupos, dentro de mi rezaba porque me pusieran junto a ti, como no tenía grupo ya que no era muy popular me pusieron junto al tipo más inepto del salón, yo lo repudiaba pero al parecer tú no ...
Al parecer la profesora oyó mis plegarias y como por arte de magia o de suerte me emparejó contigo también, llegaste sonriendo como siempre y como nunca, creo que nunca había visto esa sonrisa tan deslumbrante que llevabas aquel día.
Fue pasando la hora y fue cuando lo noté, como te molestabas con aquel tipo que yo tanto detesto, al parecer él y yo estábamos destinados a ser enemigos pero ¿Quién ganaría? Él es el tipo de chico con el que la mayoría sueña, alto; apuesto; gracioso y caballero en sus momentos pero no, los demás no ven más allá de eso, los que lo conocemos sabemos que es un patán pero vaya desdicha la mia que te hayas enamorado de alguien así y aún peor que lo llames como tanto anhelo llamarte a ti «Mi amor».
Esas palabras brotaron de tus labios hacia sus oídos y él te sonrió como si el mundo se detuviera y sólo estuvieran los 2 en aquel lugar, mientras yo estaba de frente a ustedes sintiendo que debían llamar a alguien para que recogiera cada parte de mi, lo sabía estaba roto, partido a la mitad como si estuviera medio muerto y completamente destruido.
