Y ahí estaba yo, mirando el atardecer tratando de resolver el rompecabezas que dejaste en mi, ¿Me besaste con odio? ¿Qué demonios tienes en la cabeza? Yo no sabía que hacer y ya estaba anocheciendo, terminé mi cigarrillo al mismo tiempo que se ocultaba el sol.
Llegué a mi casa, me duché y me quedé profundamente dormido, no tenía hambre y no podía hacer otra cosa más que pensar en ti y en ese beso ¿Cómo haces para revolver así mis ideas? Vienes, te metes en mi cabeza y te incrustas como una flecha pero esto no quedará así, mañana apenas llegue a la escuela voy a aclarar todo esto y salirme de dudas de una vez, necesito saberlo.
¿Me odias verdaderamente? ¿Te importo tanto como tú a mi? ¿Qué pasa por tu cabeza?