¡Genial! No he dormido en toda la noche, me la pasé pensando en ti y en esa duda que estoy empezando a creer será eterna, y ahora tengo una duda propia ¿Se puede amar a quien te odia?
No lo sé para ser honesto pero siento que cada vez más voy sintiendo cosas por ti y creo que no seré correspondido, es más creo que mi existencia no te es importante.
En fin, ya llegué a la escuela muy cansado por cierto, llegaste tú y me levanté de golpe tanto que me caí de la silla, lo notaste y te reiste un rato.
Al menos soy feliz sabiendo que te hago reír un poco, ya pasaron todas las horas y estoy demasiado impaciente, ¡Ya no puedo más! Es la hora, me acerco a ti, caminando con prisa y mirándote a los ojos, volteas a verme y sonríes.
Te miré y aprecié cada detalle tuyo que era perceptible, tus hoyuelos, tu cabello desarreglado y sobre todo tu sonrisa ¡Dios! Con esa sonrisa podrías conquistar el mundo.
Entonces con toda la seriedad posible te miré y lancé mi pregunta.
¿Qué sientes por mi?