-~ 06 ~-

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Después de terminar de comer, le expliqué a Jacob lo que había visto en el supermercado. Le dije que me pareció ver un cazador, aunque no creía que fuera más allá de una visión a causa de todo lo que se había acontecido últimamente.

―¿Y te hizo algo?

Jacob parecía no haber escuchado lo que le había dicho acerca de la visión que pudo ser. Aunque debo admitir que se sintió algo reconfortante no ser tratada como loca, como me sentí con Matt e Irene. Jacob me creía.

―No ―respondí―. Ya te dije que tal vez me lo imaginé, quizás no fue...

―¿Y si sí?

―¿Y si no?

―Amber, debes tener claro que nada de esto ha sido común, así que no busques explicaciones comunes en este momento porque no te llevaran a ningún lado.

Me acomodé en el respaldo de la silla, mirando cómo la expresión de Jacob se endurecía.

―¿Estás... molesto?

―Claro que lo estoy.

Jacob se levantó de la mesa y retiró los platos, llevándolos al fregadero. No me moví para nada para no interponerme en su paso. Él se veía muy molesto.

―¿Por qué? ―pregunté en un tono de voz muy bajito.

Jacob se volteó, caminando hasta pararse frente a mí al otro lado de la mesa.

―Porque pudo haberte pasado algo y mientras tanto yo esperando el jodido dinero. Por eso. ―Jacob se volteó y caminó de regreso al fregadero, moviendo los hombros y la cabeza como si tratara de aligerar estrés―. Dios, Amber, ¿había pasado antes de la llamada que mantuvimos?

No quería responder, pero pensé que la cosa empeoraría si no decía nada.

―Sí ―contesté en voz baja.

Jacob se volteó, mirándome como si no se lo pudiese creer.

―¿Es en serio? ―gruñó con voz algo chillona.

Jacob lavaba los platos mientras yo seguía sentada ahí, sin decir ni hacer nada. Me sentía como una niña que ha sido regañada por su padre por manchar las paredes. Quería decirle que no lo volvería a hacer, pero sentía vergüenza. Vergüenza por haberle mentido.

Deseaba tanto que Jacob comprendiera que no podía decirle todo, que no podía contarle este tipo de cosas como si habláramos de cómo nos fue en el día, que entendiera que no era él quien debía protegerme sino lo contrario. Pero él era testarudo.

No necesitaba preguntarle para saber que Jacob pensaba que él podría defenderme de un cazador, cuando la verdad era, que uno de esos monstruos podría hacerle daño, o incluso matarlo.

Jacob regresó a mí, arrodillándose frente a mis rodillas. Puso una mano en mi muslo, pero muy lejos de alguna zona que pudiera ser tomada como invasión. Jacob era muy respetuoso.

―Si algo te pasara, no sé qué haría ―me dijo, haciendo que mi corazón diera un vuelco. Estaba pasando exactamente lo que tenía que evitar que pasara―. No quiero perderte de nuevo.

Jacob me miraba fijo a los ojos, preocupado. La carga volvía a estar sobre mis hombros. Al bajar la mirada y notar su mano, recordé cómo Jacob no se aprovechó de mí como hubiera hecho cualquiera antes que él. Mientras yo planeaba cómo robarle su fortuna, Jacob me sorprendía con pequeños detalles cada semana, o a veces, cada dos días, pero siempre algún detalle. No terminaba mis semanas sin haber sonreído unas treinta veces por cada detalle. En ese entonces no me sentía culpable, porque la información que tenía de Jacob decía que era un mujeriego, que todo lo que hacía por mí, lo hacía con todas. Poco a poco fui descubriendo que no era así, hasta que finalmente descubrí que era mentira. La noche que nos quedamos solos, solos en su mansión, donde nadie podía escucharme si gritaba, Jacob me tomó de la mano y me besó, me acostó en su cama y, cuando le dije que no, que no estaba lista, él se apartó con una sonrisa. Luego entró un colchón en la habitación y dijo que dormiría ahí hasta que yo estuviera lista. Luego de eso, dormiría a mi lado hasta que estuviera lista para hacer el amor. En ese instante supe que todo era una bill mentira tramada para no enamorarme de él, quién haya estado detrás de todo el plan de robo, debía conocerlo muy bien.

Destino Condenado [AOC #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora