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No pasó mucho tiempo para que Anna y Jacob volvieran a hablarse como antes. Nunca supe qué habían hablado bajo el árbol. Luego de tres días, seguíamos ahí, conviviendo con Sandy. Ella me había dicho que me quedara en la habitación en la que podía meditar sobre mis propios recuerdos y aquellos que compartía con Jacob; me dijo que tal vez encontraría las respuestas que buscaba.

La primera noche, Sandy les dio a Matt y a Jacob la misma habitación. Dijo que estarían cómodos y aprenderían a convivir. Anna dormiría en otro cuarto, pero ella dijo que no podía, tenía miedo, y quiso dormir en la sala. Jacob se ofreció a dormir en el mismo cuarto que ella. Sandy accedió, indicándoles que había un sofá en ese cuarto y ahí dormiría Jacob. Irene fue trasladada al cuarto de Sandy. Creí que ella no dormía jamás, puesto que se ofreció a cuidarla cada segundo.

Al salir a la cocina aquella noche, la tercera en ese lugar, Jacob estaba de espaldas bajo la despensa. Tenía las manos sobre la barra y la mirada hacia abajo. Vi como su espalda se ensanchó al tomar una enorme bocanada de aire y soltarla silenciosamente.

―¿No puedes dormir?

Jacob volteó de un salto.

―Me asustaste ―dijo, pero no parecía convencido de lo que decía―. Vine a... verte.

Era extraño, y quizás me llamarían loca, pero me sentía tan distante de Jacob cuando se acercaba a Anna.

―¿A mí?

Él asintió.

Quise preguntarle si ya había dejado dormida a Anna, pero no me correspondía a mí recriminarle nada. Dos días encerrada en ese cuarto me habían hecho darme cuenta que lo que hubo entre nosotros, por más que lo deseara, no podría ser de nuevo. Él me olvidaría después de todo. No importaba.

―¿Cómo estás? ―preguntó.

―Bien ―respondí, caminando hasta la despensa para tomar un vaso. Jacob me lo pasó.

―Ayer ―se cruzó de brazos mientras yo abría el grifo― no saliste de ese cuarto para nada. Sandy dijo que querías estar sola.

Las palabras de Sandy vinieron a mi mente. Ella sospechaba que este momento pasaría.

―Ideaba un plan ―repetí, tal como ella lo dijo.

―¿Y... qué se te ocurre?

Bueno, esa parte no me la había dicho ella.

―Pues... ―vacilé―. Aún estoy en ello.

Jacob levantó una ceja.

―Oye, lo de Anna fue solo por caballer-

―Jake ―lo detuve―, no tienes que explicarme. Te lo he dicho muchas veces. ―Tomé un pequeño sorbo mientras él me inspeccionaba lentamente. Finalmente asintió.

―Claro.

Asentí.

Terminé mi vaso de agua y no sabía si quedarme ahí parada mirándolo o irme a la cama. Era muy normal quedarme sin palabras cuando Jacob estaba frente a mí. Pero en esta ocasión había algo más. Era como si una parte de mí tratara de alejarse de él.

―Creo que... me iré a dormir. ―Me acerqué para despedirme, pero él se apartó.

―Espera ―me dijo―, el cielo está estrellado. Vayamos afuera un momento...

Levanté una ceja.

―A ti te gusta ver las estrellas ―añadió.

No me gustaba que me hablara en presente. O quizás no me gustaba que me gustara que me hablara en presente. Ahí iban otra vez mis pensamientos a un torbellino con solo oír unas cuantas palabras suyas.

Destino Condenado [AOC #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora