-~ 08 ~-

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Segundo tras segundo me carcomía la duda. No sabía qué hacer.

Mentira.

Sí sabía qué hacer, pero eso involucraba irme y dejar a Jacob. Me negaba a escuchar a mi mente detrás del manto de la duda.

Pasaron minutos, que luego se hicieron horas. La noche ya casi caía y Jacob no regresaba. Sin abrir la puerta, podía darme cuenta como se encendían las farolas de la calle.

No me había dado cuenta que había terminado sobre la cama hasta que escuché que se abría la puerta principal y tuve que salir de la habitación.

―Hey ―dijo Jacob con una sonrisa. Por la agitación en su voz y la ausencia de sudor, supe que no venía corriendo, sino más bien caminando de prisa―. ¿Cómo estás?

―¿Dónde estabas? ―pregunté.

Jacob se quitó la chaqueta y caminó a la cocina. Se sirvió un vaso de agua y regresó frente a mí.

―Tuve que resolver algo.

―¿Algo? ―hice hincapié en la palabra para que entendiera que en realidad me refería a "alguien".

―Sí ―respondió él meneando la cabeza―, algo.

―Oh. Y ¿qué era?

―¿Qué pasa? ―preguntó él con los ojos entrecerrados―. ¿Qué ocurre?

―Nada ―mentí―. Solo me desperté y no te vi aquí... Eso es todo. ―Sonreí.

Jacob sonrió y se acercó.

―Voy a bañarme ―avisó, pasando a mi lado, entrando a la habitación, tomando una toalla y metiéndose al baño luego de salir de la habitación.

Caminé en círculos en la sala, deteniéndome detrás de la puerta de entrada a cada instante, pensando en irme aprovechando la oportunidad.

―¿Jacob? ―llamé, pegada a la puerta del baño.

―¡Sí! ¡Dime! ―gritó desde el otro lado, siendo su voz interrumpida por el ruido de la ducha.

―Eh... tengo algo que hacer. Voy a salir.

Escuché como el agua dejó de salir.

Inmediatamente puerta se abrió y vi a Jacob parado frente a mí con agua en el cuerpo, el pelo ceñido a la frente y gotas rodando del mismo, una toalla en la cintura sujeta con su mano izquierda mientras la derecha reposaba en el filo de la puerta.

―¿Qué?

―Que tengo que salir... ―Jacob abrió los ojos, alzando las cejas―. Es rápido. ―Sentía que estaba pidiéndole permiso, pero no podía controlar lo que decía mientras me miraba de esa forma.

―Te acompaño ―dijo, saliendo del todo y cerrando la puerta detrás.

―No... no, eh, no... eh... ―tartamudeé un par de segundos, o tal vez fueron veinte, porque ver su torso desnudo hacía que mi lengua se trabara y mi mente se volviera loca, como en ese episodio de Bob Esponja donde él no recuerda su nombre―. Está bien ―terminé diciendo, golpeándome en la cara internamente por no poder controlar la situación―. Pero primero termina de bañarte.

Jacob parecía disfrutar el momento; su media sonrisa disimulada me hacía pensar eso. Hizo un amague de soltar la toalla y sentí como si mi corazón se hubiera descolgado de donde sea que estuviera y cayera de golpe, mientras la sangre que se había disparado a mis mejillas ardía como fuego mismo.

―Espero no te vayas ―me dijo en voz sensualona―. No quiero tener que ir a buscarte por toda la ciudad.

Negué con la cabeza. Luego asentí. ¿Qué estaba haciendo?

Destino Condenado [AOC #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora