Destino Condenado [AOC #2]

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―¿Están bien? ―nos preguntó ella.

Asentí.

Matt y Jacob saltaron con preguntas.

―Cierren la boca ―espetó, dejando caer el arco en el suelo.

Pero éste no llegó al piso, rebotó en el aire y luego salió volando hacia un armario, del cual se abrió una puerta, permitiendo que el arco entre para luego cerrarse. Miré a los chicos. Anna era la más impresionada.

―¿Viste eso? ―preguntó ella en voz baja a Jacob.

No fue tan baja, ya que la mujer se detuvo frente a nosotros.

La luz que entraba por las enormes ventanas me permitía tener una visión más detallada de su pelo gris oscuro, su piel pálida y algo arrugada. Pero lo que más me llamaba la atención, eran sus ojos, del mismo color que su pelo.

Su contextura no era delgada, era algo gruesa.

Se acercó hasta Anna y la miró aún más de cerca.

―¿Por qué está aquí? ―preguntó, levantando la mirada hacia Jacob.

―¿Esperaba que la dejara ahí?

La mujer no respondió. Parecía molesta con cada paso que daba de un lado a otro.

―Él no me dijo que ella vendría. Él sólo mencionó cuatro.

―¿De quién hablas? ―le preguntó Matt.

―De Brenton. Ese que sacrificó su vida por ayudarlos a escapar.

Algo de culpa recorrió mi pecho. Esa sensación no era nada ajena para mí.

―Y estamos muy agradecidos por eso ―dijo Jacob.

―Deberían ―murmuró la mujer, caminando hasta una de las ventanas y cerrándola. Las cortinas dejaron de bailar―. Porque de lo contrario, ustedes ya no existirían.

―Esa flecha ―me atreví a ir directo al grano―, vi como el cazador...

―Shh ―siseó la mujer, llegando rápidamente a mí y poniendo un dedo sobre mis labios―. No digas esa palabra aquí. Me hace querer incendiar el lugar. ―Se volteó hacia los demás―. Y no quieren que eso pase, ¿cierto?

Todos asintieron. El miedo era casi palpable en la cara de Anna. Aunque... estaba sujeta a la mano de Jacob como si en cualquier momento se pudiera caer y debiera agarrarse duro.

La mujer regresó la vista a mí.

―No te emociones, nena. Eso no los matará. Nada puede. Solo los detuve un poco.

―Pero yo vi...

―Lo que viste fue un espejismo. Ellos harán que parezca que les diste, para que te confíes y bajes la guardia y así puedan arrancarte el corazón.

Me quedé quieta, sin saber qué responder a esas palabras. Ni siquiera había notado que tenía mi mano derecha cubriendo mi pecho.

―¿Qué sabes de ellos? ―preguntó Matt, sentándose a lado de Irene en el sofá largo en el que ella estaba acostada.

―Sé que los quieren a ustedes ―respondió―. Y ella ―señaló a Irene― es la primera que atraparon.

―Pero la rescatamos... ―dije yo, viendo cómo Anna abrazaba a Jacob―. Está a salvo.

La mujer se rió.

―¿A salvo? ¿A salvo de qué?

―¿Qué le hicieron? ―preguntó Matt con voz calmada. Él parecía pensar que esta mujer resolvería todas nuestras dudas.