-~ 09 ~-

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Al llegar a Oregon, nos encontramos con lluvia. Jacob me dio su chaqueta mientras conseguía un taxi.

―Llamaré a Matt ―le dije a Jacob―. Le pediré la dirección.

Jacob asintió.

Caminé un poco más allá por la vereda, escuchando los tonos hasta que por fin la llamada se abrió.

―Matt, Matt dime la...

―Amber...

El tono que usó Matt fue de muerte. Algo me recorrió la espina dorsal.

―Estuvieron aquí ―continuó él―. Vinieron y... Dicen que la tienen.

El celular casi se me cayó de las manos.

―¿Qué? ―musité―. ¿Cómo...? Es imposible; Ella estaba con...

―También tienen al niño. Se los llevaron a los dos.

Escuché un sollozo y supe que Matt estaba llorando, esforzándose por no darlo a notar en su voz.

―¿Dónde estás? ―me preguntó.

Mi lengua se había convertido en un nudo y había otro en mi garganta.

―Acabamos de llegar. ―Volteé y vi a Jacob, me hizo una seña para que subiera al auto―. Iremos a su casa y veré que encuentro ahí. ―Fue todo lo que se me ocurrió. Es lo que hubiesen hecho los protagonistas de una película de suspenso.

―No hay nada allí ―se resignó Matt―. Necesito que nos veamos, necesitamos encontrarla antes que...

―Nada va a pasarle. Solo quieren atormentarnos, Matt. Seguro nos están mintiendo. ―Mis palabras parecían querer convencerme a mí y no a Matt―. Tengo que colgar. Te llamo luego.

―Ten cuidado, Amber.

―Tú igual.

―Matt, la dirección de Irene, ¿la conoces?

―Sí, sí...

Me metí al auto de inmediato y le di al taxista la dirección.

Los otros autos pasaban a nuestro lado, o nosotros pasábamos al suyo, en ellos habían diferentes personas pero con una similitud; armonía. Todos sonreían y parecían ir en paz. Lo último en lo que pensarían sería en que pasaron a lado del taxi en el que viaja una mujer que murió y que ahora aparenta tener vida otra vez, siendo perseguida por una liga de cazadores que pretenden matarla y apoderarse de su alma.

Fruncí el ceño.

¿Mi alma? ¿Era lo que querían? No se me había ocurrido.

Nadie persigue algo por mero pasatiempo. Todos tenemos un objetivo. Llegué a la conclusión de que algo en mí les importaba como para perseguirme. Corrección: Algo en nosotros les importaba como para perseguirnos.

―Esa es propiedad privada ―dijo el taxista―, no puedo avanzar hasta más allá, jóvenes.

―Caminaremos ―respondió Jacob. Sonreí.

Nos bajamos, Jacob pagó ―por lo que me sentí incomoda de cierta forma.

―Gracias ―le dije al taxista. Él respondió con solo una sonrisa.

―Es... grande ―comentó Jacob mirando la propiedad.

El camino por el que íbamos estaba decorado a los extremos con árboles no tan grandes, pero no tan pequeños. Se diría que lo suficientemente grandes como para dar sombra, y lo suficientemente pequeños como para no estorbar el paso con el crecimiento de sus ramas.

Destino Condenado [AOC #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora