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Federic, Jonson y Carl habían abandonado el curso de verano por la mañana y Laslie se sentía mucho mas tranquila ahora. El profesor le dio un par de calentamientos mientras se encargaba de revisar unos papeles.

-¡Bastian Dankworth!-exclamó al verlo. Ella se tensó al instante y subió el volumen de la música que salía de sus auriculares.

Él la observó en silencio unos instantes y se puso a practicar también. La miró de reojo unos instantes. Hacía un largo mes que no la veía. Reparó en la furia en sus ojos. Entonces ella volteó y le atestó un puñetazo en el estómago.

-¡¿Qué te pasa?!-gritó, furioso.

-Dijiste que no ibas a hacerlo.-masculló ella. Lo miraba con tanto odio como dolor.-¡¿Para qué carajo prometes cosas si no pensas cumplirlas?! ¿Es divertido hacer sentir a alguien especial para después destruirla en segundos? ¿Eh? Respondeme, Bastian. Sacame del error de creer que solo jugabas. ¿Para qué me salvaste si después ibas a dejarme caer? Decímelo. Decí algo al menos.

-Solo jugaba.-dijo él con firmeza y Laslie retrocedió un paso. Sus ojos se llenaron de lágrimas y él quiso decirle que era mentira pero se contuvo.

La chica juntó sus cosas y salió de la escuela con rapidez. Alec fue por ella y la encontró fumando el último cigarrillo que le quedaba. Tenía los ojos colorados. Vio el auto de Bastian y maldijo para sus adentros.

-Laslie.-dijo y ella subió al auto sin mediar palabra.- Hey. ¿Todo está bien?

-¿Podes llevarme a la academia?-pidió.

-Laslie.

-No quiero verlo, Alec.-admitió.-No quiero estar cerca de Bastian. Por favor.

-Yo hablo con Mindy.-dijo él.- Dejame resolver este asunto a mi.

-Gracias.

-Hoy vas a presentar a Issac en casa, ¿Cierto?-ella asintió.

-Viene dentro de dos horas.

-¿Estás feliz con él?-ella asintió.-Entonces, ¿Por qué lloras con Bastian?

-Porque esperaba que me negara que me había enamorado como una estúpida de alguien que solo estaba jugando.

Vio a Alec entrar en el lugar y bajó del auto. Caminó al kiosco más cercano y se compró tres paquetes de cigarrillos. Bastian la miraba desde lo lejos. No debería haberla besado aquella noche, no tendría que haber prometido tanto, porque nada salía bien cuando se trataba de él. Era como una de esas luces para los bichos. Las mejores personas se acercaban a él, atraídos y se electrocutaban al instante. Pero ahora aparecía Laslie y le mostraba que podía no ser mortal. Sin embargo, no podía arriesgarse con ella. No podía condenar a un ángel a vivir en un infierno que perduraba ardiendo desde el accidente que le costó la vida a Jessi, la esposa de Dan.


No es quien dice serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora