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-Estás con él.-dijo.-Realmente están juntos.-apretaba los labios con fuerza, en silencio, y después abrió sus ojos.- ¡Están juntos! Lo besaste. Tienen planes. Todo.

Laslie retrocedió un paso y él se puso de pie, acercándose a ella. Alargó su mano y la dejó en la mejilla de la chica de los tatuajes mientras se aproximaba más.

-¿Por qué estás con él?-preguntó.-¿Por qué me haces esto?

-No sos el centro del universo, Bastian. No doy un paso pensando en el daño que voy a hacerte.-susurró ella.- No hago esto para lastimarte. ¿Qué esperas?¿Queres que me quede toda la vida esperando a alguien que va y viene cuando quiere?¿Eso es lo que te parece justo?

-Pero te quedaste conmigo. Cancelaste tus planes.-dijo él, acercándose más.

-Porque te sentías mal, lucías triste y... Por Dios, Bastian, te amo. No puedo verte ahí y no querer quedarme. No puedo ignorar que estás en este hospital, que estás lastimado.

-Si me amas, ¿Por qué estás con él?

-Porque no siempre se tiene lo que se ama. Sos una de esas cosas que, por más que ame y desee, nunca voy a poder tener, porque haces mucho daño.

-¿Por qué siempre te acordas de las cosas malas que hace la gente?-preguntó, con sus labios casi rozando los de ella.-¿Por qué no recordas esas noches que te abrazaba para que no tuvieras miedo, nuestras salidas, cuando saqué a Carl de encima tuyo?¿Por qué no te acordas de esas cosas, Laslie?

-Si me acuerdo. Pero también te veo yéndote en ese auto.-la vista de ella se posó en sus labios.

-Ahora queres besarme.-dijo él, al notarlo.

-Porque soy masoquista.-musitó ella.- Si no lo fuera, ni siquiera me hubiera quedado esta noche. Vas a matarme, Bastian. Vas a hacer que me consuma desde lo más profundo. Vas a condenarme a repetir la historia una y otra vez, si me besas. Y sé que queres hacerlo. Queres condenarme a que no pueda alejarme de vos.

-Si.-admitió él.- Quiero condenarte a que, cada noche, quieras volver por mi. 

Entonces la besó y ella no pudo contenerse más. Le devolvió el beso como nunca antes lo había echo.  Y pronto se sintió tan abrumada y perdida, que las lágrimas empezaron a caer de sus ojos. Bastian la guió hasta la cama y se acostó junto a ella. Volvió a besarla una y otra vez, hasta que ambos se quedaron profundamente dormidos.

-¿Qué hiciste, Bastian?-escuchó que ella susurraba, luego de un portazo.

Laslie salió de la cama y corrió tras Issac. El hombre quiso subir al auto pero ella lo detuvo. Se volteó, furioso, y la miró con una profunda decepción. 

-Issac, por favor.-pidió.

-¿Qué hacías en esa cama, con él?-preguntó, intentando mantener su tono bajo.

-Issac, no es lo que parece.

-¿Sabes que parece? Parece que ustedes dos lo hicieron cuando yo me fui.-sentenció y ella lo miró, incrédula.

-No. ¿Cómo...? Issac, no lo hicimos. Por Dios, no.-dijo y él cerró la puerta, mirándola.-Sabes que necesito que alguien duerma conmigo. Nosotros no lo hicimos. Nunca lo hicimos.

Él la miró fijamente unos instantes y después suspiró, resignado. Tomó a Laslie por el brazo y la acercó a él, secando las lágrimas.

-¿No lo hicieron?-ella negó.- Está bien. Te creo. Solo... la próxima vez voy a quedarme, si es que hay próxima vez. No voy a irme. Voy a quedarme con vos.-besó su frente.-¿Te llevo a casa?-ella asintió y se apartó, para subir, pero Issac la detuvo y la besó suavemente.-Después a la academia. Paso a verte después de la reunión y cenamos esta noche.

Laslie volvió a asentir y subió al auto. Él entrelazó sus dedos a los de ella y vio a Bastian salir corriendo del hospital, con una bata abierta en su parte trasera. Le pareció completamente patético.




No es quien dice serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora