Emer abrió la puerta y se topó con ellos abrazados, besándose suavemente como si temieran que la fina burbuja se rompiera. Pasó a su cuarto sin decir nada y escuchó una pequeña risita.
-¿Qué dijo tu viejo?-preguntó Bastian.
-Me mandó al demonio por destruir su casa.- contestó el moreno.
-Creo que debería ir a casa.-la escuchó susurrar a Laslie.- Ya son las diez de la mañana.
-Voy a usar tu auto, Emer.-avisó Bastian, y el moreno pudo escuchar como ambos salían de la casa.
-Siento que estoy manejando a un matadero y es a mi a quien van a matar.-dijo él, luego de pasar las dos primeras cuadras.
-Bastian, no me digas eso.-suplicó ella.-Sabes que vamos a terminar en tu casa si lo haces. No puedo dejarlos sin más.
-A mi siempre me dejas sin más.-dijo él.
-¿Vamos a pelear por eso?¿Justo ahora?-preguntó, como exasperada.
Bastian bufó y la miró de reojo. Se veía como alguien que había pasado toda la noche en una fiesta y se había perdido de camino a casa. Tenía el cabello alborotado, el vestido arrugado, los zapatos en la mano y la mirada agotada. Extendió su mano hacia ella pero Laslie la rechazó y clavó los ojos en la ventana. Bajó sin despedirse cuando llegaron y cerró de un portazo.
-No es giratoria.-dijo entre dientes, bajándose del auto.
-Me importa muy poco.-gritó ella.
-A mi sí me importa, es mi auto.-dijo él, de igual modo.
-Entonces andate, vos y tu auto. Porque, simplemente, no podes permanecer dos minutos sin arruinarlo todo. Decime qué queres de mi, Bastian.-las lágrimas quemaban en sus ojos pero se prohibió dejarlas salir.- Ya no sé qué es lo que queres. Venís y te vas cuando te place. Estás volviéndome loca. Decís todas las cosas que nunca te permitís, para después escandalizarte por un auto. ¡Es solo un auto! -la puerta se abrió a su espalda.- Un pedazo de metal y...-gesticuló con sus manos.- Motor y todas esas cosas que tiene un auto.-se llevó la mano al pecho.- Pero eso es lo que más te importa, ¿Cierto? ¿Para qué haces todo esto? No tiene sentido.-él se aproximó, ignorando los intentos de ella por apartarse.-¡No me toques!
-Podes estar furiosa conmigo,-dijo con suavidad.- pero no voy a dejar que te ahogues si lo puedo evitar.
Una mano le tendió el inhalador y él se lo hizo usar a Laslie. Ella volteó y se topó con la mirada de Alec. Lucía preocupado, pero no había rastros de furia en él, aunque si un poco de alivio.
-Alec...-murmuró Laslie.
-Tenemos que ir al hospital.-dijo él.-No me importa lo que haya pasado acá, no voy a decirlo. Tenemos que ir, Laslie, ahora.
-Issac.-susurró ella y palideció al instante.
Bastian retrocedió un paso. Lo sabía, ella no lo dejaría. No lo abandonaría todo. Issac estaba en el hospital y ella se quedaría con él, lo besaría a él, le amaría.
-Lo dije.-dijo, mientras caminaba de espaldas. Dejó caer los brazos a ambos lados e hizo una mueca.- Vas a dejarme sin más, porque no soy yo el que está en el hospital. Decí lo que quieras, Laslie. No queres desaparecer para a ellos, pero no te importa ser alguien más que desaparezca para mi.
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No es quien dice ser
Novela JuvenilLaslie Smith es la chica mas odiada del instituto, no hay quiera estar con ella. No solo es rara, sino que nadie sabe nada de ella. Los populares la odian porque ella sabe como cerrarles la boca y los demas, son arrastrados por ese sentimiento que l...