Capitulo 6

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El camino fue bastante incomodo, los dos no emitíamos ni una sola palabra. Mirando el perfil de Alexander disimuladamente apreciaba totalmente la belleza que encarnaba toda su piel, contando cada uno de sus lunares que postraban en sus alrededores. Joder era tan guapo, pero me daba cosa mirarlo así. Estaba algo golpeado por la paliza que le dio el baboso deCesar. Su nariz sangraba un poco, y la comisura de su boca reventado. -¿Que miras? –El me miro pronto y rápido volver en enfocar su mirada en el camino.-Nada. –Respondí mirando a la ventana y mis mejillas se encendieron.

Pronto Alexander de nuevo rompió el silencio. -¿A dónde te llevo? –Este contexto sin mirarme. - Delancey Street 751... por favor. –Conteste sin decir una palabra más. –Alexander condujo hacia mi dirección. Daba vuelta tras vuelta, manejaba algo rápido pero no me alarmo.
Bajo la ventana a tope y recargo su brazo izquierdo mientras su mano derecha tomaba el volante y cambiaba manos para meter velocidad.
Se nota que nunca he entrado en su auto y verlo manejar. Se veía jodidamente sexy. -Que tengo ¿eh? -¿Qué?... ¿de qué hablas? -No paras de mirarme. –No...Claro que no. –Mis mejillas se enrojecieron intentaba jugar con mis dedos. El se rio leve. -¿De qué te ríes? –Pregunte con un tono risueño.
Nada nena, nada. –Me quede con seguir la conversación pero no sabía que mas decir.
Parecía que él quería decir algo más. Pero justo llegamos afuera de mi casa.
Nos quedamos unos segundos dentro de la camioneta y Alexander se atrevió adecir las primeras palabras. -Y... ¿Estás bien? ¿No te lastimo ese idiota? –Pregunto sin mirarme aun. -Sí, estoy bien.
Conteste mientras abrí la puerta de la camioneta y salir – No pude quedarme más dentro sentía nervios, y mis mejillas estaban sonrojadas creo que era primera vez que hablaba supuestamente una conversación con Alexander... Alexander salió y se acerco a mí. No me atreví a mirarlo a la cara. -Fuiste muy valiente, muchas gracias. –Dije con la cabeza abajo. Pero al parecer el no dijo nada. -Gracias, nos vemos mañana. –Conteste mientras me alejaba para entrar ami casa.

-Espera... –Este contesto. Mientras yo me detuve dándole la espalda. -¿Si? –Respondí. –Deseosa de que fuera a decirme algo, pero tratando de mostrarme seria. -No... nada. –Contesto. –Cerré mis ojos, joder... pensé que me diría algo más. Seguí mi camino Asia mi casa. Como quisiera que me detuviera y poder... El me jalo con el brazo delicadamente apegándome a su camioneta. Ya no podía salir de sus brazos. Ahora el me detenía atrapada junto a él. Nos quedamos mirando por 10 segundos. Aquellos segundos parecían eternos, algo nerviosa. Me miraba tan profundo, como si jamás en la vida me ha mirado el así de esta manera.
Sus labios mojados que percibía el olor de aquella boca húmeda, que me daba impulso de querer besárselos ya mismo.
El al parecer también quería probar los míos. Que hago, que hago, este momento era único. Solo los dos, los dos juntos, como si estuviéramos en una película. Que cualquier espectador se le diera el lujo de exigir "bésalo, bésalo".
Pero mi mente se invadió. Aquellos recuerdos de dolor, de esa ignorancia cuando lo salude y el solo siguió su camino.
Aquello me dolía.
Algo que nadie puede comprenderlo hasta que estén en mis zapatos.
El se inclino para besarme y solo me voltee mi cabeza rechazando aquel beso. Por más que quisiera besarlo él y yo no somos nada.
No le daré el gusto de un rato nada más.
No sabía que más pensar, que decir.
Se veía muy lastimada su carita, quizás curándosela, es lo mínimo que puedo hacer para agradecer de haberme quitado de encima del estúpido de cesar.
Te ves muy mal, si quieres... pasemos a mi casa, tengo un botiquín de primero auxilios.
Te hará bien.
El se quedo pensando unos momentos y luego Asintió moviendo su cabeza. Abrí la puerta de mi casa. Con suerte que mi papá había salido a cenar.

Me parece que llegara mas tarde. Busque mi botiquín y lo puse en la mesa. De repente se apagaron todas las luces. -Joder se fue la luz. Me permites, iré a prender unas velas. –Me levante y busque y busque velas y no encontraba, solo las de mi habitación perfumadas. Bueno al menos olerá bien toda la sala de estar. Prendí dos, tres, hasta diez velas. Ahora más bien parecía como si fuera una noche romántica. Reí ante ello. Abrí el botiquín y tome curitas, algodón, alcohol, agua oxigenada y todo para poder curar a Alexander. -Serás mi enfermera. –Contesto Alexander sonriendo. -A ha, –Reí. – El se sentó en el sillón en lo que me miraba todo lo que hacía. -¿Como sabes todas estas cosas? –Pregunto mientras ponía agua oxigenada en un algodón. -¿Digamos que toda chica debe saber de primero auxilios, tú no sabes? –Conteste mientras me acercaba a él para revisar los moretones y cortadas que tenían justo en su ojo y en su labio. -Naa... cuando me pasa esto solo limpio la sangre y lo dejo así. -A sí que no es la primera vez que te casi te matas con alguien.

The Best (La Apuesta) Emilio Alexander Rodríguez & Karen Elena PujorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora