Cap-32 maratón 2-3

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-Narras Karen-

Déjame sentirte de nuevo..." La aterciopelada y seductora voz de Alex se filtró a través de mis pensamientos.
No tenía idea de lo que estaba pasando ahora mismo. Tengo que apretar mis ojos y después abrirlos para asegurarme de lo que estaba viviendo. Hace unas semanas atrás, estaba convencida de que Alex jamás, ni siquiera diera el primer paso de invitarme a salir. Y ahora estoy en medio del "paraíso" por así decirlo. 

Diciéndome que me secuestrara en un lugar inventado jamás. ¿Que pudo haber pasado para que todo esto pasara? ¿Si fue el destino el que quiso que todo fuera así? Y si todo terminará mal y quedaré más lastimada que el principio de saber que Alex , para el no existía. Es tan increíble como las cosas llegan a suceder en tan poco tiempo. 

Y el me ha hecho sentir demasiadas cosas en menos de una semana. Déjame decirte algo que acabo de descubrir de Alex . Este último beso fue diferente, tan diferente que pensé que a quien no estaba besando era Alex. Pero luego abrí mis ojos un segundo y el estaba allí. Si algo que note, fue un beso sincero. Un beso único, único de él, como si nunca hubiera sacado en toda su vida esa furia que tiene muy en el fondo y solo lo quiso sacar conmigo por primera vez. Lamentablemente nunca lo sabre. Lamentablemente nunca sabre que fue lo que él sintió ese momento.




Caminando de regreso al estacionamiento, intento estar lo más normal posible, después de este encuentro tan potente que acabó de tener mis labios. No

soy capas de mirar por ahora a Alex. Me limito a mirar cualquier cosa. Solo mirando mis pies al caminar y regresar sin importar lo que pase después. Pronto siento una chispa al sentir contacto con la mano de

Alex en mi espalda.
-Muero de hambre. ¿Tú no? –Pregunta.
-Demasiada...
-Entonces

apresurarnos. Y espero que los chicos dejen algo de comer en el refrigerador. Josue, suele comerse todo lo que hay ¡y no deja nada!
-Aún siguen peleados ustedes ¿no?
-Lo había olvidado. Como también he olvidado que tengo su camioneta. –El sol ya quiere ocultarse.

Miro hacia el fondo, a la dirección que estábamos antes y puedo ver el sol como quiere ocultarse atra vez de los cerros... un color que da un resplandor increíble. Como el cielo se vuelve azul oscuro muy arriba, combinándose con los colores cálidos y rojizos del sol. Haciendo un hermosa luz en Alex... se aprecia filtrándose en su piel blanca y tersa. El nota que lo estoy mirando y después voltea hacia a mí con una sonrisa pequeña de lado. Esbozo una sonrisa tímida y sigo caminando a su lado.
Su cabello dorado me llena de todo, me hace dar cuenta que el existe y estoy con él.

-Huele a churros -¿Que? –pregunto confundida. Parece que olfatea el aire y después miramos al rededor de donde se supone que llega ese olor. Huele a algo que se dora y algo dulce pero realmente no tengo idea de como es el aroma de los churros? Hay una pequeña reunión de personas en aquella

mesita.
-Ven, ¿quieres uno? –Yo asiento con la cabeza y Alex toma mi mano para llevarme hasta haya.
Hay muchos niños pidiendo uno. Y Alex sigue sin soltar mi mano, no cabe duda que podré sonrojarme nuevamente. Los niños nos miran a nosotros alzando sus rostros, como si fuéramos los únicos altos de aquí y ellos solo pequeños.
-Me da dos. –Alex pide dos para nosotros. La señora que esta con un mandil blanco, toma como una maquina lo aprieta en su cuerpo y llevarlo a un cazo enorme de aceite haciendo que salgan tripas de una masita blanca depositandolo en círculos. Huele realmente bien.

Cuando están fritos, ella los saca con un palo metálico hasta dejarlos en una charola lleno de azúcar. Huele deliciosamente bien... esperen, yo he visto eso, ¡churros! Claro... mi abuela nos traía de México cuando ella viajaba allá. Ella dijo que es un postre mexicano frito. Creo recordar el sabor. Tenia unos 6 años cuando ella nos trajo.
-Oh si... churros –Digo recordándolo completamente
-Los haz probado, son deliciosos. –Alex sigue sin soltar mi mano y esto me hace sentir jodida mente afortunada.
Me pregunto como los ha probado, digo... en usa no hay a menudo postres típicos mexicanos.

La señora nos da un churro largo y calentito en una servilleta y bolsa de papel café.
Al retirarnos para acercarnos a la camioneta, Alex saca las llaves de la Jeep, no antes de darle un buen mordisco a su churro, yo solo espero por que este postre y azucarado esta muy caliente. El hace un sonido de satisfacción al probarlo.
-Que... ¿No lo quieres?
-Si, solo espero que se ponga frio.
-¿bromeas?

The Best (La Apuesta) Emilio Alexander Rodríguez & Karen Elena PujorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora