A cinco centímetros. [YOONMIN]

17. Te apoyaré, siempre lo haré.

"Sobre y bajo cualquier circunstancia ¿me amarás, cierto?"

La mañana era fría, el ruido de los pájaros era bajo, el sol no generaba suficiente calor y la casa, a pesar de tener un termómetro para manejar la temperatura dentro de ella parecía no ser suficiente, pues seguía sintiéndose frío... Tal vez no era la casa, tal vez eran las emociones y el miedo.

Estiró levemente los brazos y salió de la cama, bajó a la cocina y observó a Ha Na y Jimin platicando en la mesa del comedor.

–Buen día –susurró, recibiendo un "buen día" sin ganas de Ha Na y una leve sonrisa de Jimin –Yo... –hablaba dudoso mientras servía una taza de café –necesito que hablemos... Los tres...–Ha Na y Jimin observaban con curiosidad a YoonGi, quien terminaba de hacer su café e hizo un gesto para que le siguieran.

Estando en la estancia, frente al sofá, les hizo una seña de nuevo, para que tomaran asiento.

Dudosos Ha Na y Jimin obedecieron; el castaño los observó con la taza de café en la mano, pensando y analizando cada palabra que quería decir, no quería decir algo mal y ser interpretado de manera incorrecta.

Soltó un suspiro y tomó un pequeño trago a su café.

Café amargo... Le gustaba así.

Con palabras claras y algo nervioso, comenzó a hablar; explicando aquella conversación que tuvo con HoSeok hacía unas horas antes por la madrugada.

Ir a Busan, hacer el entierro a la madre de los Min, para Ha Na aquello sonaba bien. Pero tener que alterar un poco la realidad y tener que decir que Ha Na había sido abusada y el tener que recordar todo lo que vivió era algo que a ninguno de los presentes le agradaba, mucho menos a YoonGi... Mucho menos a Ha Na.

Tener que llevar evidencia, y que los testigos dieran su relato de la historia, y estaba aquella posibilidad que parecía más un hecho: YoonGi estaría un tiempo encerrado.

Terminando de explicar todo aquello, YoonGi miró serio a Ha Na.

–Y tú... ¿Qué opinas? –preguntó dudoso, la menor parpadeó un par de veces y asintió levemente.

–Está bien... Sólo que... Yo volveré acá, no quiero quedarme en Daegu, quiero volver a Busan.

–Yo entiendo eso... ¿Está bien? –aquella pregunta era más que nada para Jimin, quien YoonGi observo apenado –Jimin...

Y antes de que YoonGi pudiese decir nada, Jimin sonrió –está bien, yo cuidaré de ella, no debes preocuparte –respondió tranquilo –llamaré a NamJoon y Jin ¿de acuerdo?

YoonGi asintió.

Al cabo de unas llamadas y veinte minutos NamJoon y Jin se encontraban en casa de Jimin.

Eran las nueve cuarenta y cinco de la mañana, YoonGi apenas y había dormido, NamJoon y Jin habían ido a sus respectivos hogares por ropa para un par de días, Jimin y Ha Na tomaron ropa para una semana y YoonGi... Bueno, YoonGi seguía sentado en aquel sofá, pensando en qué le esperaría en Daegu.

Alrededor de las diez veintitrés de la mañana, NamJoon y Jin estaban de regreso en saca de Jimin, venían en la camioneta del moreno, pues ahí podían ir todos sin problema.

El rubio se notaba decaído y cansado, Jimin puso su mano sobre la pierna del mayor, un acto pequeño pero reconfortante.

Alrededor de las once con cuarenta y ocho minutos llegaron a Daegu; dejaron los pequeños equipajes en la antigua casa de los Min para después ir por HoSeok, quien los guio a la estación de policía, para que YoonGi diese todo su testimonio y presentando la evidencia de Ha Na, levantando una denuncia hacia Ha Neul por violación a una menor de edad y asesinato de una mujer.