My mind is bright

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Anthony Stark.

Aunque Banner y Rogers creyesen que estaba inconsciente, no era así. No me enteraba de todo, pero sí de algo.

Dentro del local, sus voces llegaban a mis oídos, pero no sus palabras. Sin embargo, una vez sentí la leve brisa en mi rostro, comencé a escuchar algo de lo que estaban hablando.

—No, no —Esa era la voz de Steve—. Yo voy con vosotros. Stark tiene que pagarme. Si no me da hoy el dinero, tendré que volver a verlo.

Fruncí el ceño inconscientemente. Menudo capullo el rubiales. ¿Qué le había hecho yo para que dijera algo así? ¿Tanto le disgustaba verme? Se iba a enterar.

—Está bien —Esta vez era Bruce quién hablaba—. ¿Puedes quedarte con él un momento? Iré a por el coche, para no tener que cargar con él hasta allí.

—Claro —respondió el otro—. Te esperamos aquí. —Escuché. Abrí un poco los ojos, lo suficiente para ver su rostro, y vi que sonrió a Banner.

Al parecer estos dos se habían caído bien. Tal y como esperaba.

Cuando nos quedamos solos, Steve y yo, se me ocurrió fingir que me caía. Y eso hice, pero no sin antes intentar llevarme sus pantalones conmigo.

Al final, caí, realmente, al suelo. Pero sólo había conseguido bajarle un poco los pantalones. Lo importare era que conseguí ver los bóxers azules que llevaba debajo.

—¿Lo ha hecho queriendo verdad? —Estaba enfadado. Que guapo estaba cuando se ponía así. Más de lo normal, quiero decir— ¿Ha estado fingiendo para hacer esto? —Lo vi subirse los pantalones.

—¿Qué? —dije, haciéndome el tonto, mirando hacia todos lados como queriendo saber dónde estaba— ¿Dónde estamos? ¿Y Bruce?

Él suspiró y pareció creerse mi increíble interpretación.

—Ha ido a por el coche. Enseguida estaremos en su casa.

—¿Tú también vienes? —Él asintió, desganado— ¿Y eso por qué?

—Tiene que pagarme, Stark —El chico es sincero, desde luego—. No va a retrasarlo más.

—Como te gusta el dinero —dije de broma para picarlo. Alcé un brazo para que me ayudara a levantarme, y sin dudarlo lo hizo—. Sólo me quieres para eso.

—No lo conozco. —¿Se pasaba la vida con el ceño fruncido o qué?

—¿Y para qué crees que te había llamado hoy?

—¿Para que un borracho chiflado me metiera mano y me besara?

Wow. Esa respuesta fue tan buena, y típica de mí, que me dejó impresionado.

—Bueno, tú has tenido esa suerte. No todos la tienen. —Él bufó.

—Cállese. Me vuelve loco con tanta tontería.

—¿Te vuelvo loco? —dije con picardía— Pues eso que todavía no te has acostado conmigo.

Sus ojos furiosos me miraron. Su cara se acercó a la mía y sus labios se movieron para articular las siguientes palabras.

—¿Le parece gracioso todo lo que dice? Porque creo que es el único al que le parece divertido.

—Eres un tío gruñón. ¿Nunca te relajas? ¿No te gusta bromear? No pareces nada amigable.

Su rostro se relajó y me miró con indiferencia.

—Es usted.

—¿Yo? —Él asintió— ¿Qué pasa conmigo?

My model [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora