America's Anthem

2.9K 377 58
                                    

Anthony Stark.

El eco de mis pasos retumbaba en mi gran salón. Avanzaban unos cuantos pasos, me daba la vuelta, me quedaba quieto, y de nuevo anduve hacia el otro extremo.

Menuda cagada había hecho esta vez.

Pensé en llamarlo un par de veces, de hecho me dirigí hacía donde se encontraba mi teléfono móvil, pero luego me quedaba inmóvil pensando que era demasiado precipitado.

Al fin y al cabo la situación había sido muy reciente y no quería que Steve me hablara en caliente. Posiblemente sólo oiría insultos por su parte.

Pero, ¿qué podía hacer si no dejaba de darle vueltas a la cabeza?

Cuando quise darme cuenta, ya había marcado su número y el tono de espera sonaba en con su incesante pitido. Hice silencio esperando la respuesta.

Un sonido lejano llegó a mis oídos con dificultad. Aparté el teléfono de mi oreja, prestándole más atención a aquello. ¿De dónde venía? ¿Qué era?

Comencé a andar, buscando de donde procedía. Empezaba a escucharlo con algo más de claridad, pero aún no tenía ni idea de qué podía ser.

¿Un fantasma? Qué tontería Tony, los fantasmas no existen... ¿Verdad?

Me despisté un momento ante esa idea, adentrándome en una habitación y perdí, por unos segundos, aquel sonido. Luego salí y fui directo a la dirección correcta.

Mientras me acercaba, me percaté de que era una melodía, una de esas, tan mal hechas, que te venían en los móviles antiguos, o te hacían descargarla mandando un sms a un número aleatorio.

Analizando la sinfonía me di cuenta de que era el himno de Estados Unidos. En mi mente estaba cantando Gave proff through the night that our flag was still there...

¡Espera un momento! ¿Móvil antiguo? ¡Claro el de Steve, que se lo tuve que quitar en el estudio! ¡Y era yo el que estaba llamando! Corté la llamada y me dirigí hacia allí.

Directamente, tomé su móvil y pude ver que en la pantalla de este salía reflejado: 1 Llamada perdida de Stark

No me sorprendió en absoluto que me tuviese grabado por mi apellido. El no era como yo, que guardaba a la gente con nombres como Rubio Ardiente. Sí, así tenía grabado a Rogers.

Me quedé fijamente mirando aquel aparato, tan de los 90, y ahora que lo tenía en mis manos y el dueño de este no estaba cerca... Podía cotillear sus cosas.

No lo dudé ni un segundo, y solté, como loco, mi teléfono para fisgonear el suyo.

Lo primero que hice fue entrar en contactos. Bucky, Clint, Mamá, Natasha, Papá, Peggy, Sam, Stark, Trabajo.

Esos eran los únicos números que había guardado.

¿Cómo era posible que tuviera tan pocos?

Yo ni siquiera podía saber cuántos tenía en el mío, de la lista tan larga que era. La mayoría de ellos eran de ligues de una noche a los que prometí llamar pero nunca lo hice. Y sin embargo a Steve no dejaba de atosigarlo. Supongo que porque aún no he conseguido acostarme con él... Cosa que tenía que conseguir fuera como fuese.

Después de eso, pasé a ver las llamadas qué había recibido. Había seis de ese tal Bucky, por debajo de la mía, también de sus padres, según iba bajando, y una de un tal Sam.

¿No tenía demasiadas llamadas del Bucky ese? Y lo frustrante es que más abajo había más de él.

Recuerdo a Steve mencionándolo alguna que otra vez. Creo que es su amigo de la universidad.

Lo llamaba demasiado para ser sólo un colega. Al menos ese era mi pensamiento.

No realicé movimiento alguno en los segundos siguientes, exceptuando el de parpadear y respirar, evidentemente.

¿Tendría fotos guardadas?

¿Qué por qué me preguntaba eso? Pues para empezar porque su fondo de pantalla era una de esas imágenes que te vienen ya en el teléfono, y este chico parecía no indagar mucho en este cacharro. Pero por otra parte, ese era uno de los primeros teléfonos con cámara que sacaron. Así que podía tener alguna que otra fotografía.

Me fui a la galería, donde aparecían unas cuantas fotos hechas con la cámara.

En las cuatro primeras, aparecía Steve. En la número uno, salía él tapándose la cara, en la segunda, la mano del fotógrafo, era mano de hombre, intentando apartar las del contrario para sacar una foto de su rostro. En la siguiente, el rubio se dejó fotografiar con una sonrisa nerviosa en sus labios, y en la última de estas cuatro, salía él reído a todo pulmón.

Para ser una cámara de mierda, las imágenes eran realmente preciosas, por el sentimiento que transmitían.

No pude evitar contemplarlas con una sonrisa.

La siguiente no era tan agradable. Era una foto de él y otro chico, que era quién había estado fotografiando en todo momento. Eran todas del mismo día.

El de pelo oscuro posaba uno de sus brazos sobre el hombro del rubiales, y ambos sonreían felices. ¿Sería ese Bucky, el pesado de las llamadas?

Las dos posteriores a esta eran similares. Steve salía perfecto, pero el otro estropeaba la fotografía.

Ya no había más imágenes. Y, sinceramente, lo agradecía. Me estaba poniendo furioso.

¡Ese tipo había conseguido hacer mejores fotos de Rogers que yo! ¡Con esta cosa!

Tenía que conseguir una fotografía de él que transmitirse tanto o más que las del payaso este.

Solté el móvil, donde había estado estos minutos atrás, con furia e intenté vaciar la mente de pensamientos que sólo me provocaban más y más irá. No entendía porqué me molestaba tanto, pero era muy frustrante.

Mantuve la calma, respirando con normalidad y entonces pensé Voy a pasarme esas fotos, y en las que esté ese tío, sólo me bastará con recortarlo y dejarlo fuera de la imagen. Así sólo tendré a Steve...

My model [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora