Sorry for ruining your life

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Anthony Stark.

Finalmente, entramos en el parque.

No veíamos ningún banco a lo lejos, por lo que aún debíamos caminar un poco hasta encontrar uno.

Mientras tanto, no era capaz de apartar la mirada de él. Él lo notaba, era evidente, pero era imposible para mí dejar de mirarlo.

No quería que esa fuera la última vez que estuviera caminando a su lado, que pudiera contemplar su belleza tan de cerca y tan tranquilamente.

Me hacía sentir triste.

Bajé la vista, encontrándome con una imagen del suelo por el que caminábamos, y el brazo de Steve moviéndose al son de sus pasos.

Sentía la fuerte necesidad de tomarlo de la mano mientras encontrábamos asiento, pero eso sólo lo estropearía aún más y no quería que las cosas fueran a peor. Quería arreglarlas.

Yo, Anthony Stark, nunca había sentido la necesidad de arreglar algo sentimental con alguien, hasta el día de hoy.

Era increíble lo que aquel hombre de cabellos rubios podía provocar en mí. Lo increíblemente fácil que mareaba mi cabeza de cierta forma que no podía comprender.

—Allí hay un banco. —Le oí decir, mientras nos dirigíamos hacia allí.

El camino continuó en silencio, hasta que ambos nos sentamos.

Rogers me miraba como esperando a que dijera algo, pero de repente yo no sabía qué era lo que tenía que decir.

—¿Y bien? —Volvió a hablar después de unos largos segundos de silencio.

Bajé la cabeza, y volví a mirarlo directamente a los ojos.

—Esa carpeta... —Sus ojos cristalinos me miraban con atención. Estaba molesto, eso era evidente, pero me estaba escuchando y eso era algo que le agradecía de corazón— la tengo desde hace muchísimo tiempo —Hice una pequeña pausa, para observarlo con cautela, no quería decir algo que peligrara nuestro momento a solas—. He de decir que siempre ha sido mi obsesión. Algo oculto que me gustaba mantener para mí mismo. Solo una persona con las que estuve, a parte de ti, llegó a descubrirlo, e intentó por todos los medios pasar aquello por alto, pero no pudo, y era normal.

Steve escuchaba sin decir nada. No parecía querer perdonarme, pero aún así oía todo lo que tenía que decirle.

—Yo seguía estando obsesionado con esas personas que estaban entre los distintos documentos, y ella lo supo... Pero, desgraciadamente, eso no era todo. Aunque eso no tiene nada de importancia en estos momentos.

La expresión que puso en su rostro fue sarcástica, aunque realmente no lo vi como algo malo. Más bien como algo normal.

—Lo que quiero decir... es que ya no me importa esa carpeta. No la necesito más si estás a mi lado.

Miré al rubio, quien mantenía el rostro serio.

Imaginé que mis palabras le entraron por un oído y le salieron por el otro.

—Está bien —dijo—. Y ahora te digo yo, ¿cambia eso el hecho de que me hayas tenido engañado desde el principio? De que lo único que te importó desde el comienzo era tener fotos mías y llegar a tener relaciones sexuales conmigo.

No tenía palabras para eso.

No podía cambiar lo que ya había hecho.

Sabía que estaba mal, pero no podía, simplemente, volver atrás en el tiempo y hacer las cosas bien. Desgraciadamente eso no era posible.

—¿Qué me dices de eso?

—Sabes que eso no puedo cambiarlo —respondí—. Lo haría si pudiera. Pero no es posible.

—Ya... —Su cabeza asintió varias veces al mismo tiempo pronunció la palabra— A veces hay que pensar las cosas antes de hacerlas, ¿sabes?

Y lo sabía, claro que lo sabía.

Me arrepentía tantísimo de las cosas que había hecho... Que quien consiguió abrirme los ojos del todo había sido Rogers.

No sabía que me pasaba exactamente con él. Pero el hecho de imaginar mi vida sin él, me hundía de tal forma, que no veía el sentido de la vida sin él.

—¿Qué quieres que te diga, Steve? ¿Que soy un completo desastre? ¿Que siempre lo he sido? ¿Que nunca he sido capaz de hacer las cosas bien? —me encogí de hombros sin saber qué más podía hacer para solucionar aquello.

No le echaba las culpas al rubio, pero lo que si era cierto es que las cosas que estaban hechas ya no podían cambiarse. No había vuelta atrás— Lo siento, ¿sabes? Realmente lo siento. Si hubiese llegado a saber que causaría tanto daño... nunca lo hubiese hecho.

Rogers me miró con tristeza, como si llegase a ser capaz de perdonar las cosas que había hecho. Pero en el momento que se puso en pie, supe que no era así.

—De acuerdo —dijo—. ¿Ahora puedo seguir con mi camino?

Mi corazón pareció estallar en mil pedazos después de oír aquellas duras palabras por parte del rubio. Era duro, pero sabía que lo merecía.

Yo también me puse en pie y asentí con la cabeza, sin ser capaz de emitir ningún sonido.

Tenía ganas de llorar. De gritarle lo mucho que lo sentía y lo horriblemente que iba a pasarlo si él se iba definitivamente de mi vida.

Tenía ganas de abrazarlo y no dejarlo ir, demostrarle con todo mi ser que cambiaría por completo esas cosas que solo destruían su alrededor.

Pero lo respeté. Respeté su decisión, incluso si eso suponía la autodestrucción de mi persona.

Nos miramos en silencio, como si hubiese algo más que debíamos decirnos. Había tantas cosas que teníamos que decirnos.

Pero no.

Él se giró, sin volver a hablarme, y se fue por donde habíamos venido.

Sentí cómo mi corazón, el cual había estado bastante recuperado días atrás, se iba rompiendo lentamente en pedazos.

Supongo que esto es lo que siempre merecí...

My model [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora