Damn

3.1K 385 47
                                    

Anthony Stark.

—No, a quién quieras no.

No podía creer lo que mis oídos estaban escuchando.

Hace un momento había experimentado lo que me había parecido un ataque de celos, y ahora esto.

Me puse en una posición más cómoda para mirarlo, sin demostrar lo increíblemente interesado que estaba en aquella conversación. Me moría por hacer una locura, pero tenía que controlarme. Lanzarme sobre él de nuevo, no haría más que repetir la escena de la cocina.

—¿A qué viene ese ataque, Rogers? Creí que nos habíamos calmado —Tenía que observarlo con detenimiento, cualquier movimiento del rubiales podría darme una respuesta a lo que hallaba buscando—. ¿O es que...? —Me callé de golpe, para ver si se ponía nervioso, y con ver su mano derecha temblar sobre su rodilla, ya supe lo que quería— ¿Estás celoso, Steve? ¿No te gusta la idea de que me tire a alguien?

Su silencio me inquietaba. Cuando alguien no respondía a algo, podía ser por varios motivos. Pero el verlo tan nervioso, sólo me hacía pensar en el motivo que a mí me interesaba. Que estuviera celoso.

—Puedes ser tú, si así lo quieres... —Le susurré a una distancia prudente.

Como era de esperar, él se apartó y negó con la cabeza. No era un tío demasiado cariñoso, y si realmente quisiera algo conmigo, sería difícil, por no decir imposible, que me lo dijera.

—No quiero ser yo, gilipollas —¿Gilipollas? Menudo vocabulario. Desde luego estaba enfadado, cuando yo no había pretendido eso. En casos como estos, las personas tendemos a ponerlos a la defensiva, y eso nos deja con el culo al aire... Aunque no quería hacerme ilusiones. Rogers era bastante raro—. ¿Te enterarás algún día?

Dejé un momento de silencio y volví a hablar.

—Está bien. Pero entonces, ¿por qué has reaccionado tan bruscamente? ¿Qué te importa lo que haga o deje de hacer en mi casa?

Y seguía haciéndole preguntas. Como si el rubiales más sexy de este planeta me fuese a dar la respuesta que busco. Que iluso...

Pero entonces todo su cuerpo parecía estar mandándome señales. ¿Eran ciertas o las veía pese a mi desesperación por llevármelo a la cama?

¿Y si ni siquiera él sabe lo que quiere?

Eso sería problemático.

Cada vez lo notaba más incómodo, y con ganas de que lo tragara la tierra, así que decidí dejar de intentar satisfacerme, para ayudarlo a que se relajara.

—Bueno, quizás sólo estés molesto por lo de antes y... —dije, sin necesidad de terminar la frase.

Le sonreí y él me devolvió el gesto.

—Sí... —respondió.

Y, ahora que lo pensaba, tal vez fuera eso. Quizás sólo necesitaba echarme mierda, después de mis acercamientos a él... Ojalá no fuera eso. Nos quedamos así un rato. Sin decir nada.

Y cuando el silencio se rompió, fue a causa de los dos. Lo siento, dijimos al unísono.

—No, discúlpame a mí —dijo él—. No sé a qué ha venido decir algo así.

—No te preocupes. Entiendo que te sea difícil aguantarme. ¿Sabes? Ni siquiera sé cómo tengo a Bruce como amigo. Supongo que es demasiado bueno...

No sabía, exactamente, porqué había soltado aquello, pero tampoco es que pudiera ir atrás en el tiempo y cambiar mis palabras. Además, muchas veces llegaba a pensar cosas como esa...

—Bueno... Cada uno es como es, Tony. Mientras no seas una mala persona, supongo que no importa lo idiota que puedas llegar a ser —Y antes de que yo pudiera vocalizar un ¿Debería decir gracias?, él levantó su dedo índice hacia mí para hacerme una advertencia—. Pero eso no significa que vaya a dejarte hacerme cosas...

Yo lo observaba sin decir nada.

—Indebidas. —Fue lo que optó por decir.

—¿Indebidas? ¿Esa es la palabra que usas? Pareces tan inocente, Stevie...

Rogers se quedó mirándome en silencio, luego sonrió. Y juro que esa sonrisa era completamente la de un semental. ¿Acaso el rubiales podría ser un dominante, después de todo? En todas las fantasías que me había imaginado, él era dominado por mí. ¿Había estado subestimando su inmensa dulzura y encanto?

—No soy nada inocente, Tony. Recuerda que no me conoces apenas.

—Ya veo... —Una imagen de Steve acercándose, lentamente, a mí se apareció por mi mente. Él se sentaba sobre mis piernas, atrapando mis manos sin dejarme tocarlo, y me besaba salvajemente, como queriendo devorarme por completo. Mientras yo sólo podía mirarlo desconcertado y a la vez disfrutando de ello.

—¿Tony? ¿Me estás escuchando?

—Mmmgh... —Cuando volví a la realidad, me di cuenta de que me había empalmado tras ese hermoso pensamiento.

—¿Eso... es una respuesta afirmativa? —Me miró con cara extraña, y no sé porqué sus ojos comenzaron a desviarse hacia un lado nada conveniente. Así que lo único que se me ocurrió hacer fue levantarme e irme de allí, fingiendo tener que ir al baño. Pero, como siempre digo, las prisas nunca traen nada bueno, ya que por culpa de querer salir de allí cuanto antes, tropecé y caí hacia adelante, donde el rubio estaba sentado.

Quería que la tierra me tragara. ¿Por qué me pasaba esto a mí? No es que fuera algo vergonzoso al fin y al cabo, al menos no para mí, pero no quería que de nuevo pasara algo así. No quería espantar a Steve... Aunque al final, eso fue lo que conseguí...

Rogers cerró los ojos con fuerza. Estaña enfadado. Había notado mi erección. Y cómo no hacerlo, se la estaba clavando en el muslo.

Él movió mi cuerpo a un lado y acto seguido se puso en pie. Se va. Se va. Me dije repetidas veces.

—Será mejor que me vaya. Ni siquiera sé qué hago aquí...

Se dirigió a la puerta, mientras yo lo seguía.

—Steve... —Lo llamé. Pero él no hizo más que ignorarme.

—Hasta otro día, Stark.

Y cerró la puerta tras de sí, haciéndome sentir un completo idiota. Y, para colmo... Me acababa de llamar por mi apellido. Esta vez sí que la había cagado.

My model [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora