Wet clothes

2.8K 340 50
                                    

Anthony Stark.

Su cara se descompuso en un momento.

¿No era él quien quería que le diese su teléfono cuanto antes para no tener que volver a verme la cara?

—Sí, idiota. Tú móvil está allí.

El rubio puso cara de comprender y asintió con la cabeza.

—¿No te has traído el coche? —dijo.

Este tío parece idiota.

—¡Claro, y vamos a estar andando quince minutos, o los que hayan pasado, sin parar, bajo un paraguas! ¿Tú eres tonto?

—Yo que sé. Quizá fuera una de tus estratagemas.

Yo sonreí orgulloso. Aunque no era el caso, comenzaba a conocerme mejor que yo mismo.

—Y aparta tus sucias manos de mi cintura. No sé cuántas veces más tendré que decírtelo. Además, curiosamente, cada vez se acerca más a mi trasero.

—Es tan irresistible, que mi mano cae en la tentación.

—Vamos a coger un taxi —dijo—. Me niego a seguir caminando tan pegado a ti.

—¿A sí? —Volví a apartarle el paraguas, como tantas veces había hecho ese día, alejándome de él para que me viniera a buscar.

—¡Stark! ¡Ven aquí ahora mismo! ¡Déjate de bromas!

Él corría más rápido que yo, pero yo tenía mayor facultad a la hora de esquivar, así que conseguía librarme de su agarre. Hasta que resbalé por el suelo mojado, justo cuando Rogers me había atrapado, y caí de espaldas, llevándome al rubio conmigo.

—¿Ves lo que has hecho? —dijo con la cara contraída por el dolor de la caída. Como si el que hubiera caído debajo fuera él.

—Sí, vale, vale... No se corre sobre suelo mojado. ¿Algo más, papá?

Él se puso en pie, sacudiéndose un poco las hojas secas que se le habían pegado a la parte baja de sus pantalones. Y, aunque no creía que fuera posible, me tendió una mano para ayudarme.

Si es que al fin y al cabo era todo un caballero.

—¿Vas a dejar de hacer tonterías de una vez? —me regañó.

—No prometo nada —dije—. Pero lo intentaré.

Al parecer se conformó con esa respuesta.

—¿Estoy muy sucio? —le pregunté, girándome para que me respondiese—. Espero que no. Esta ropa es muy cara. Bueno, toda mi ropa es cara.

—Un poco. —dio como respuesta. Y siguió mirando mi espalda como un tonto.

—¿Podría sacudirme, si es tan amable? —Mi tono fue sarcástico, pero es que el tío parecía idiota. Me dice que estoy sucio y ni se inmuta. Menudo imbécil.

El rubio lo hizo a regañadientes y luego me robó el paraguas de las manos para llevarlo él.

—¡Eh! ¿Qué crees que haces?

—Para evitar más problemas, a partir de ahora lo llevaré yo —Me miró, y esta vez pude ver en sus ojos lo dominante que realmente podía ser—. ¿Vamos a coger un taxi?

Después de unos breves segundos en silencio, observando su aspecto varonil, respondí con un movimiento de cabeza. Sí, subiríamos a uno.

My model [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora