My model [Stony]

Jealous?

Steve Rogers.

Las manos de Stark se movieron, rápidamente, desapareciendo de mi vista en unos segundos. Volví a saber de ellas, cuando estas se instalaron sobre mi cuerpo. Una de ellas estaba colocada sobre mi abdomen, mientras que la otra, sujetaba el borde de mis pantalones.

¿QUÉ MIERDA? Mi cuerpo se había inmovilizado. ¿Qué carajos le pasaba a Stark? ¿Era esta otra de sus bromas?

Cuando quise darme cuenta, Tony había conseguido que me diera la vuelta. Sus labios comenzaron a recorrer mi cuello, y lo único que conseguía hacer era mirarlo.

Se le veía desesperado. Descontrolado. Como si no pensara lo que estaba haciendo.

Entonces, recuperé el control sobre mi cuerpo. Empujé a Stark, con la suficiente fuerza para apartarlo y lo miré enfadado.

—¡¿Qué coño te pasa?! —le dije.

—Si vamos a empezar a hacernos preguntas, yo tengo unas pocas para ti —dijo. ¿Se estaba tomando la situación a broma?—. Si no estuvieras tan bueno, no pasaría esto. Pero me nublas los malditos pensamientos.

Vale, eso último no me lo esperaba.

—¿Que yo qué?

—No te hagas el tonto. Ni que nunca te hubieses mirado a un espejo... —Clavó los ojos en mí, mirándome de arriba a abajo y luego se mordió el labio inferior. Ver eso me hizo sentir raro.

Aparté la mirada de él, para mirar a cualquier otra cosa. Me sentía incómodo. 

—Rogers... —Me llamó. Yo no desvié la vista, del punto en el que se encontraba— Stevie, no me dirás que no llevo razón, ¿no?

Esta vez fijé los ojos en él, observándolo con mala cara. No entendí a qué se refería con eso. ¿Cómo iba a tener razón él? ¿Iba en serio?

—Estás mal de la cabeza. —De nuevo me giré, pero ahora con intención de desaparecer de allí.

—Oye. —Me detuvo, agarrándome del brazo.

Mantuve la calma y esperé a ver qué me decía.

—¿No te irás dejándome así, no? —Ambos nos miramos en silencio, como si algo hubiese cortado el aire que nos separaba. Aquello no había sido bueno— M-me refería a la cocina, idiota. —dijo, tras haberle dedicado una mirada desaprobatoria.

Me sentí avergonzado por haber pensado que se refería a otra cosa...

—Has dejado la encimera repleta de harina.

—¡¿Yo?! ¿Quién estaba haciendo algo indebido?

—¡Tú! ¡Rechazaste mi amor! Yo estaba siendo cariñoso contigo.

Fruncí el ceño ante tal descaro.

—¡Yo no te he pedido que lo fueses!

—Que poco amor le tienes al ser humano...

Al darse cuenta de que lo único que conseguiría era enfadarme aún más, Tony decidió calmarse y dejar de ser tan capullo. Aunque probablemente eso lo aplazaría para otro momento.

—Bueno, dejo de incordiarte... Pero, ¿te quedarás y me ayudarás a terminar la tarta, al menos?

Me lo pensé un momento, pero no me apetecía nada en absoluto.

—Anda, no me dejes solo...

—Eso lo decidiré yo... —Tony se acercó a mí y me abrazó, dejándome completamente desconcertado. ¿Qué le pasaba a este hombre? Hacía cosas muy raras en su vida. Seguro que lo hacía para darme pena... Y lo peor... es que surtía efecto.