The magazine

2.2K 286 23
                                    

Anthony Stark.

Pasaron dos semanas.

Desde el día de la sesión de fotografía, habíamos vuelto a hablar una vez más—porque lo llamé yo, si no dudaba que él me hubiese llamado—. En esa llamada le comenté que una revista iba a publicar sus fotos y que pronto podría verlas, que le traería un ejemplar para él, o para su amigo, porque lo más seguro es que se lo quedara ese tío.

Evidentemente, era mentira.

Las fotografías que le tomé eran, única y exclusivamente, para mí.

Y gracias al cielo, mi amigo Bruce conocía a alguien que podría hacerme el favor de crear una revista falsa para mí.

[...]

—¿De verdad me estás pidiendo esto? —Él estaba realmente sorprendido por mi encargo— ¿Por qué te metes en estos líos? Deberías empezar a actuar como una persona normal, y pensar las cosas antes de llegar a esto.

—Lo sé, lo sé, Bruce... Pero no quiero vender sus fotos. Son mías.

—Pues eso va a tener que cambiar, si quieres conservarlo como modelo. Porque como se dé cuenta... Vas a pasar de tenerlo todo, a no volver a verlo nunca más. Y será todo merecido.

[...]

Yo sabía que tenía razón. Pero, ¿cómo dejar que todos pudiesen admirar al maravilloso Steve, pudiendo tenerlo sólo para mí?

No podía hacerme a esa idea, así que seguí adelante con mi plan.

Bruce llegaría en cualquier momento con mi pedido, y en lo único que podía pensar yo era en llamar a Rogers en cuanto lo tuviera en mis manos.

En ese preciso instante, en el cual sólo podía mostrar interés en la pantalla de mi móvil, esperando la llamada de mi mejor amigo, esta se iluminó anunciando que alguien me estaba llamando, pero no era Bruce.

No tenía ni idea de quién podía ser, no tenía al aquel contacto guardado.

Alcancé el aparato, con bastante curiosidad, y descolgué para llevármelo al oído.

—¿Sí? ¿Con quien hablo?

Escuché una tos tímida al otro lado.

—¿Señor Stark? —Sólo con por esas palabras, supe de quién se trataba. Su nombre era...—Soy Misha...

¡Eso, Misha! La chica que conocí en aquel centro.

—¡Oh! Ya te recuerdo, Misha —dije interrumpiéndola. Seguro que iba a aclararme con quién hablaba, pero yo había sido más rápido—. ¿Cómo estás, preciosa? ¿Qué tal todo por allí?

—¿¡En serio se acuerda de mí, señor!? Pues muy bien, ¿y usted?

—Claro que lo hago. Sería difícil olvidar un rostro tan hermoso como el tuyo —Quien dice rostro, dice tetas—. Ahora que has llamado, estoy perfectamente.

Una risa tonta escapó de sus labios, haciéndome sonreír. Qué fácil era conquistar a ciertas personas.

—¿Para qué me llamaba? —pregunté como si no lo supiera.

—Pues... —hizo una pausa que dio a un corto silencio, y habló de nuevo— Quería preguntarle si le apetecería tomar algo. Hoy es mi día de descanso y pues... pensé...

Ni siquiera la dejé terminar de hablar.

—¡Claro! ¿Cómo no iba a apetecerme pasar un rato contigo? Pero... ¿te parecería muy atrevido si fuese en mi casa? Es que tengo mucho trabajo y...

—No se preocupe, me parece bien. No quiero ser una molestia...

—No lo eres en absoluto.

Volvió a reír, coqueta.

—Te doy mi dirección.

[...]

Banner llegó sin haber llamado antes. Utilizó la llave que yo le había dado hacía algún tiempo.

—¿Tony? —me llamó.

—Enseguida salgo —contesté—. ¿Cómo es que no me has llamado? —articulé, al mismo tiempo que  me encontraba cara a cara con él.

—No me pareció necesario —respondió—. ¿Qué hacías?

—Nada... Hacer la cama. —Estiré la mano, para alcanzar la revista de sus manazas, pero éste la apartó.

—¿Tú? ¿Haciendo la cama?

—¡Oye! ¡A veces la hago! —Volví a intentar atrapar la revista, pero sin llegar a conseguirlo.

—¿Tony...?

Suspiré pesadamente, sin tener otra opción que contárselo.

—Voy a acostarme con una chica. ¿Contento? —Repetir el mismo movimiento anterior, recibiendo un golpe de Bruce, apartando mi mano de su cercanía.

—¡Tío, ¿en serio?! ¿No te gustaba tanto Steve? ¿Tanto para hacer las tonterías que has hecho?

—Me gusta, pero no es el único. Además, él ya me ha dejado muy claro que no quiere nada conmigo.

—Bueno —se encogió de hombros—, pues entonces que Steve no vuelva a posar para ti.

—¿Qué? —¿¡Qué le pasaba a este!? ¿Se había vuelto loco?

—¿Cómo que 'qué'? Sabes perfectamente a lo que me refiero.

—Sí, lo sé —respondí—. ¿Y sabes qué, Bruce? Soy lo bastante mayorcito para saber lo que hago.

Él asintió con la cabeza un par de veces seguidas, y lanzó la revista al suelo. Yo bajé la vista, incrédulo.

—Está bien —dijo—. Tú sabrás.

Y se largó por donde había venido.

—¡Pues claro que lo sé! —grité, una vez cerró de un portazo— ¡Siempre pienso lo que hago!

Y aunque eso último no me lo creyera, no me importaba.

Misha iba a visitarme y no pensaba cagarla.

Iba a lograr que nos acostásemos.

----------------------------

¡Hola a todos! ¡Estoy de vuelta!
Este capítulo me ha salido algo corto, la verdad. Pero creo que si lo hubiese alargado, hubiese quedado raro.
Igualmente, espero que hayáis disfrutado y espero no tardar para el próximo, aunque últimamente me estoy retrasando bastante.

No siempre tengo ganas de escribir, y cuando las tengo, se me van rápidamente.

Ojalá esto se me pase rápido, porque es frustrante. ~.~

Gracias por leerme, como siempre, y esperar con tantas ganas. <3

Ya sabéis que os adoro. :)

My model [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora