Santiago.
Me despertó la alarma, tuve un sueño muy raro pero me hizo muy feliz, recordé ese beso que me dio mi jefe, bueno, el señor David, fue extraño que hiciera que me sentara en sus piernas, después me hizo cerrar mis ojos, solo sentía sus grandes y cálidas manos tocar mis mejillas, luego sentí algo en mis labios, pensé que serían sus dedos pero empezó a moverlos y yo solo me quede quieto al comprender que me estaba besando, quería también besarlo aunque lo haya hecho mal, no sé cómo besar y nunca he besado a nadie, mi hermano Gael me da besos cerca de mis labios pero no uno directo.
Sentir esos labios en los míos, me hizo sentir muy extraño haciéndolo y más si es mi jefe, dijo que sería su amante, no entendí lo que quería decirme pero le dije que estaba bien aunque no haya estado muy seguro de mi respuestas, cuando el beso termino me sentía muy avergonzado e inquieto, mis manos sudaban y mi corazón latía muy rápido mis mejillas estaban muy calientes, siempre me pongo nervioso pero esta vez fue muy diferente.
Después vino a dejarme a mi casa aunque le di otra dirección no quería que mis padres me vieran bajar de su auto y me hicieran muchas preguntas.
Me levante de la cama para darme una ducha, tome mi toalla y fui al baño, me desvestí y me fui a la regadera, abrí la llave del agua caliente y un poco de la fría, sentía el agua caer por mi cuerpo es muy relajante, me puse las cremas y después me enjuague, salí del baño y tome la toalla para secarme, fui a mi habitación y me encerré.
Busque mi ropa en mi armario, como estaba afuera frio tenía que ponerme ropa abajo, me puse un pantalón abajo y luego mis jeans azules, una camisa de manga larga y un suéter verde olivo que me queda grande, me puse mis zapatillas y tome un gorro de lana, me lo acomode en mi cabeza haciendo que saliera mi cabello, me coloque un poco de perfume, tome mi celular y un poco de dinero y salí de la habitación.
Me fui a la cocina a prepararme mi confleis con leche en un tazón, lo comí en la barra, después fui a lavarme los dientes, salí del baño y me fui a sentar a la sala, esperando a que bajaran mis padres, después de un rato leyendo un libro de mi celular, escuche pisadas en las escaleras, vi la baja rosada de mi madre.
– Buenos días – salude y ella tenía el ceño fruncido pero cuando me vio se relajó y me sonrió.
– Buenos días Santi – me regreso el saludo – ¿Ya desayunaste? – asentí.
– Si. – asintió y se metió a la cocina, mi padre bajo hecho carrera de las escaleras con su ropa puesta desordenada, como que se quiera arreglar muy rápido.
– Buenos días Santi – saludo y levante mi mano pero el no vio mi saludo y se metió a la cocina.
Yo seguía leyendo y esperando que desayunaran y me pudieran llevar a la universidad, pero unos sonidos y susurros altos se oían en la cocina, trate de escuchar mejor, me acomode mi cabello detrás de mí oreja.
– No, tú tuviste la culpa por aceptar – susurro molesta mi madre.
– Pero no me podía reusar, perdóname – susurro mi padre arrepentido.
– Tú te iras y yo me quedare aquí – dijo mi madre saliendo de la cocina con dos tazas de café y galletas en la cocina, era raro que mi madre solo hiciera eso, siempre hacia algo para llenarte, siempre dice que el desayuno es la mejor parte del día y que debemos comer más.
– Pero amor... – se detuvo cuando me vio, sonrió forzadamente pero su sonrisa desapareció y fue una de tristeza.
– ¿Cómo amanecieron? – pregunte tímidamente, el ambiente estaba tenso mientras ellos desayunaban, mi madre estaba molesta viendo su taza y comiendo, mi padre viéndola tratando de transmitir sus pensamientos para que la viera.
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Bebé (Yaoi/Gay)
RomanceGael Smith, un chico de 19 años, de estatura un metro sesenta y cuatro, estudiante de leyes, es uno de los mejores de su generación, en el día él es un chico lindo y adorable. En las noches, sale a divertirse con hombres de su edad o más grande que...