_Estoy agotado_ apoyando la cabeza en la almohada. _Y adolorido_.
Enciendo la tele con el volumen bajo y me tapo con las sabanas finas, para que no despertara transpirado. Cierro mis ojos y trato de olvidar lo que había vivido esta tarde.
¿Quién sabe como estaré al despertar? ¿Mejor o Peor? No lo sabía, solo era cuestión de tiempo.
Lo único que quería era recuperarme y salir adelante, para que en el futuro esto fuese una anécdota. El dolor de mi cuello, el cual formaba parte de mí, me incomodaba para dormir. Esto podía ayudarme con mi pregunta. Esto no iba a mejorar.
Despierto confundido, sin saber en dónde estaba. Estiro mi mano y trato de alcanzar mi reloj que estaba en la mesita de luz. Marcaba las 7:15 pm, había descansado bastante, pero todavía sentía algo de molestia en mi cuello. Me decido por levantarme de la cama e ir al baño.
_No puede ser_ digo, al mirarme en el cristal. Me tapo la boca, sorprendido.
Mi cuello estaba algo hinchado, no se notaba tanto, pero lo que si se notaban eras algunas marcas de dedos. Moretones que Ezequiel me había dejado. Era de no creer.
_ ¿Franco? _pregunta mi madre. Al parecer había escuchado la puerta.
_ ¿Sí? _asomándome por la puerta.
_ ¿Está todo bien? _ me pregunta.
_Todo en orden_ mintiendo. Ya no podía enumerar las mentiras que había en mi vida.
_Enseguida subo a verte_.
Después escucho la puerta, ella estaba en el parque, colgando la ropa recién lavada. Salgo eyectado del baño, entro a mi cuarto y cierro la puerta. Me entierro en la cama tratando de buscar una salida de todo este embrollo.
Empiezo a escuchar unos pasos, alguien subía las escaleras. Ella toma la manija y abre la puerta.
_ ¿Todo bien hijo? _me pregunta.
_Sí, estoy mejor_ rascando mi nariz.
_ ¿Estás seguro que no queres ir al médico? Estoy preocupada_.
_Son heridas leves, se van a curar_ tratando de terminar la conversación.
_Está bien, confío en vos_ se agacha y toma mi ropa de gimnasia, para llevársela a lavar. _Descansa_.
Después sale por la puerta.
_Gracias a dios_ destapándome. _Tengo que hablar con alguien_.
En eso me siento en mi escritorio, donde estaba preparando el borrador de la novela, y de mi mochila tomo la cadena telefónica de mis compañeros, donde yacían los números telefónicos de sus casas. Busque el nombre que necesitaba, maqué y esperé.
(CONVERSACIÓN TELEFÓNICA)
_ ¿Hola? _me pregunta una mujer. Claramente no era la voz que me esperaba.
_ ¿Está Paloma? _pensando que me había equivocado al marcar.
_Si, ¿Quién la busca? _.
_Soy un compañero del colegio_ con extrañez. _Franco_.
_Franco_ dice aquella señora, parecía conocerme. _ ¿Cómo estás tanto tiempo? Soy Ro_.
_No puede ser, no te había reconocido _ al recordarla. Roxana. _ ¿Cómo va todo? _.
_ Todo bien por acá. Hace mucho no escuchaba tu voz_ misteriosa. _ ¿Cómo está tu mama? _.
_Bien, por suerte_ con una sonrisa entre dientes.
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SIN SALIDA
Novela JuvenilFranco Rodríguez es un chico de diez años, estudia en el Colegio San Cayetano y está en el quinto grado de Primaria. Es tímido y se le es difícil abrirse a la hora de hacer amigos. No tiene a nadie, no habla con nadie. La soledad es su única compañí...