-Capitulo 18-

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Mientras pensaba en la profesora, devoro las baldosas al darme cuenta de que estaban abriendo el portón. Visualizo la salida de izquierda a derecha como una fotografía panorámica, hasta encontrar a mi madre.

Pido permiso a las personas que están delante de mí y sigo caminando hasta llegar a mi madre, quien me abraza al verme.

_Hola ma_ abrazándola, como si no la hubiese visto hace años.

_ ¿Cómo te fue hoy? _.

_Bien, el proyecto de la novela se entrega en dos semanas. Tengo que empezar a hacerlo_.

_No te preocupes, tenes tiempo. Pero aprovechalo_ sonriendo.

Fabiana seguía sin aparecer, pero debía apurarme antes de que sea tarde.

_ ¿Tenes hambre? _entre risas.

_No tenes una idea_ riéndome junto a ella.

_Mejor, porque hice un pastel de papa_ mientras caminábamos al coche. _Como a vos y a tu papa les gusta_.

_Todo lo que cocinas me gusta. Desde el puré hasta los fideos_ respondo.

Nos subimos al coche, cerramos las puertas y mi madre arranca. Pasamos por la puerta del edificio y miro por la ventana, sin recibir rastros de ella.

_En el teléfono recibí una llamada perdida del colegio_ me dice mi madre. _Estaba trabajando, ¿Pasó algo? _.

_Necesitaba la libreta de comunicados, pregunte si podían llamarte para que la trajeras _ mintiendo. _Perdón_.

_ ¿Alguna nota de una prueba? _.

_No, quería anotarme la fecha de entrega del trabajo. Ya sabes, para estar más seguro_.

Mi torre de mentiras empezaba a moverse, agrietarse. Todo se estaba por derrumbarse.

Al entrar a casa, dejo mi mochila en el rincón, después me dirijo al baño, donde lavo mis manos y mi cara. Me saco la bufanda y me refresco un poco. Mi cuello estaba mejor, pero los moretones seguían. Estaba decidido, hoy sería el día. ¿Era pronto? ¿Estaba preparado para contarle? ¿Cómo se lo tomaría? No sabía qué hacer, estaba desesperado, pero mi cara reflejaba en el espejo otra cosa.

_No tengas miedo Franco_ hacia el espejo. _Será rápido_.

_ ¡La comida está en la mesa Franco! _.

_Ya voy_ sin intenciones de volver a usar la bufanda.

Salgo del baño y me paro al lado de mi silla, esperando a que ella llegara a la mesa. Estaba secando los tenedores y cuchillos para ponerlos en la mesa. Cuando termina se da media vuelta y del asombro deja caer lo que llevaba en sus manos, al igual que mi torre de mentiras empezaba a caer. Encima de mí.

_ ¿Qué te pasó en el cuello? _acercándose a mí, para verlo bien. _ ¿Qué son esos moretones? _.

_Tuve un problema_ llorando.

Sabía lo que hacía y debía hacerlo ahora.

_Tranquilo hijo, ¿Cómo que un problema? _sentándose a mi lado, secándome las lágrimas. _ ¿El accidente de gimnasia te causo esto? _.

_No existe_ sin poder hablar. _No existe ningún accidente de gimnasia, lo inventé todo_.

_ ¿Cómo? _ quedando paralizada pos unos segundos _Habla Franco_.

_Por favor quiero que te tranquilices_ sin más remedio. _Pero también quiero que me entiendas_.

Nos sentamos, ella trata de calmarme para que pudiéramos hablar tranquilos. Respiro profundo y le cuento todo, tal cual había sido.

SIN SALIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora