Cuando empecé a escribir Sin Salida, me encontré con muchas emociones que nunca creí encontrar. Estas me debilitaban, eran una constante compañía a la hora de escribir ya hacían que me detuviese y descansara. Nunca abandoné este proyecto, tampoco estuve a punto de hacerlo porque siempre me tuve confianza y esperanzas. Ese es el gran primer paso que todos tenemos que dar, aceptar nuestras opiniones y decisiones, como la de los demás.
Esto cuenta un poco de lo que viví en mi infancia, los recuerdos que me quedaron de algunas situaciones en particular, más la ficción que decidí agregarle. Así, con el apoyo de mis amigos, logre crecer y crecer en cada capítulo, logre animarme a contar cosas privada, intimas o familiares. En primer momento, lo que siempre quise lograr es que lectores de cualquier edad tuviesen el privilegio de leerlo y darse cuenta, no solo lo que le pasa a este personaje "Franco Rodríguez", sino a la mayoría de los chicos y adolescentes en la escuela. Pueden estar callados, puede sonreír lo justo y necesario, pero al entrar su vida cambia. Desean pasar el resto de su vida encerrados en la habitación de su casa antes de tener que enfrentarse con sus enemigos.
Pero si Franco puede enfrentarse a sus enemigos, todos pueden hacerlo. Sí, me incluyo.
Esta historia contiene momentos buenos y malos, y también algunos de suspenso. Como ya lo comenté, parte de mi verdadera historia está escrita y otras partes creadas para adaptarla.
Antes de comenzarla a escribir tuve dudas acerca de cómo empezar, si solo hablaría de la escuela, de los profesores, alumnos, o de todo en uno. Entonces analice la situación y fue cuando le comente a mi amiga Paloma, quien aparece en la historia, y comenzamos a recrear esta novela con cosas, que al igual que yo, recordamos momentos que la vida nos dejó marcados.
Espero que una reflexión se encuentre en cada una de las personas que puedan leerlo. Puede que haya que empezar a valorar las novelas, no solo por sus visitas, si son miles y miles. Sino por el tema puntual que el escritor, ya sea amateur o profesional, quiera llevar a cabo. Eso debe de tomarse en cuenta en primer lugar. Las personas merecemos un cambio, los adolescentes necesitan un cambio, y aunque a veces no lo demuestren o usen simples palabras. Piden un cambio a gritos, pero eso ya no es su culpa.
Existen padres que no ponen ni la mínima atención en sus hijos, y lo único que les interesa es que se sienten a estudiar, encerrados en una habitación, como si la escuela fuese una base militar, transformándolos en una maquina que haga lo que haga, tenga como devolución un 10. Y no es así, es hora de cambiar, es hora de que todos abran la cabeza y entiendan que la escuela no es solo estudiar y aprobar, sino que se basa en los principios de confianza con los demás compañeros y docentes, al igual que ellos nos enseñan a respetarnos el uno con el otro y a defender nuestros derechos, para que el día de mañana, eso sea más fácil.
-FACUNDO LIPORACE -
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SIN SALIDA
Ficțiune adolescențiFranco Rodríguez es un chico de diez años, estudia en el Colegio San Cayetano y está en el quinto grado de Primaria. Es tímido y se le es difícil abrirse a la hora de hacer amigos. No tiene a nadie, no habla con nadie. La soledad es su única compañí...